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Terrance Simien a la trikitIxa de Luisiana. Ania López

Dos fiestas de sábado noche en el Bilbao Blues Festival

El guitarrista Jimmie Vaughan se mostró justo de facultades tras recibir la txapela de honor, y el acordeonista Terrance Simien montó una verbena de luxe con aires del pantano

Domingo, 27 de julio 2025, 07:45

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Cinco conciertos ofreció este sábado, en su segunda jornada oficial, el IV Bilbao Blues Festival. Los dos nombres con más tirón actuaron al final de la plancha y montaron sendas fiestas reforzados por sección de vientos: fiesta texana la del guitarrista Jimmie Vaughan (74 años) lastrado por el peso de la edad y en septeto (al que le quitaríamos los tres vientos, total, para solos a veces de jazz…), y fiesta de los pantanos de Luisiana la del acordeonista zydeco Terrance Simien (59 años), que salió en sexteto sin guitarra y con dos vientos bien utilizados que se volvían locos y funkadélicos en los pasajes reservados para ellos.

Para el que suscribe no fue una decepción lo del guitarrista Jimmie Vaughan porque había chequeado antes un video en vivo y ya conocía el percal. Jimmie Vaughan recibió contento la txapela de honor del festival bilbaíno (una herencia del desaparecido festival blusero de Hondarribia, también dirigido por Carlos Malles), mucho más ilusionado que el año pasado su excompañero de Los Fabulosos Thunderbirds Kim Wilson, y procedió a dar un concierto de 16 temas en 86 minutos, con su voz muy limitada y un estilo guitarrístico sobrio que ha perdido facultades en los últimos lustros, por eso lo de llevar segundo guitarrista y tres vientos (¡y dejar que 'The crawl' la cantara el contrabajista!).

Jimmie Vaughan con su Fender Stratocaster. A. López

Los dos mejores momentos fueron sendos lentos: la balada de soul sureño con aroma de Luisiana 'Just a game', de Jimmy Donley, y el blues lento 'Texas flood', original de Larry Davis pero popular por la versión de su hermano Stevie Ray Vaughan. Tuvieron cierto encanto el 'Scratch my back' de Slim Harpo en versión muy lisérgica, el rock and roll ligero a lo T-Birds 'Baby, please come home' de Lloyd Price (¡con solo jazz de trompeta!), y el country blues que abrió el bis 'Six strings down', dedicado a su hermano fallecido a los 35 años en un accidente de helicóptero cuando era una megaestrella.

Y Jimmie Vaughan en muchos momentos se decantó demasiado por la fiesta: 'Roll, roll, roll', la verbenita de 'Just a Little bit' de Rosco Gordon... Menos mal que al menos mejoró el sonido en la explanada, donde se llegó a cerrar el acceso de lo llena de gente que estaba. Uno que pudo entrar fue Hendrik Röver, de Los Deltonos, un guitarrista marcado a fuego por ese primer álbum de Los Fabulosos Thunderbirds y que miraba al escenario con suma concentración.

Para rematar el día, el acordeonista / trikitilari Terrance Simien, con su grupo The Zydeco Experience, montó una fiesta campera de 13 temas (algunos en popurrí) en 92 minutos bilingües, el francés de los cajun y el inglés. Terrance, que se veía encantado al arrojar collares de regalo para los nativos bilbaínos (arrojó a la masa más de cien, y de 200; al final hasta invitó al director Carlos Malles para que le ayudara, y no tardó en pillarle el callo), definió lo que estaba tocando, o sea el estilo zydeco, como «black French blues music from the bayou», algo así como blues afro-francés de los pantanos. Y aportó el folk de su acordeón, que se oía a bajo volumen ('Mardi grass in the country', después una pieza muy percusionista con efecto muelle…), y montó fiestas cuasi free con sus dos vientos, trombón y saxofón (como la víspera los Blackburn Brothers) a los que dejaba una libertad funkadélica.

Terrance Simien regalando collares de bisutería al respetable. A. López

Y entre tanto jolgorio («esto sí que es una verbena», soltó riendo de contenta Rocío cuando bajó el jefe con sus dos vientos a cruzar lel gentío en un 'Iko Iko' que parecía de 'El rey león'; en esta dijo Terrance: «¿Bilbao, sientes el espíritu de la música de Nueva Orleans ahora mismo?», y se puso a repartir más collares de cuentas de plástico) montado mediante varias concomitancias festeras con Buckwheat Zydeco y algunas piezas asaz ambiciosas, caso de la buenrollista 'Love the one you are with' de Stephen Stills (con solo bajista de jazz, pero bien colado), Terrance intercaló varias baladas para tomar aire y reivindicar los buenos sentimientos en temas como 'No woman no cry' de Bob Marley (Terrance llevaba una camiseta con la canción 'Three Little birds' del jamaicano), 'I shall be released' de Bob Dylan y, para arrancar el bis triple y recordar sus pinitos, que fueron cantando góspel en la iglesia, una alargada y efectista revisión del 'Amazing grace' que pareció una introducción eterna.

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