David Miller, Steven LaBrie, Sébastien Izambard y Urs Bühler. Óscar Esteban

Il Divo adelantan la Navidad para 2.500 almas en Miribilla

Nueve años después de su anterior actuación en el BEC, con 37 minutos de retraso salieron los tres tenores y el barítono internacionales, que cumplieron con su rol elegante y entre la veintena de piezas emocionaron cuando más en 'Ave Maria', 'Blanca Navidad', 'Aleluya' y 'Silent night'

Viernes, 5 de diciembre 2025, 07:20

Con 37 minutos de retraso respecto a la hora de inicio, las ocho de la tarde, sonó este jueves en Miribilla la primera nota del concierto del cuarteto de ópera-pop, pópera o classical crossover Il Divo (Inglaterra, 2003). Antes de la aparición de los cuatro cantantes había habido bastantes momentos en que parte del público, 2.500 personas (todas sentadas, cubriendo casi todo el aforo dispuesto, con bastantes gradas cubiertas por telones y mantos), silbaron impacientes, ansiosas, quejosas. En un gesto que les honra, en su primer parlamento Il Divo agradecieron la paciencia, achacaron la demora a un problema técnico, y se auto-exculparon: «Nosotros desde las siete y media estábamos preparados en el camerino para cantar».

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También en ese primer parlamento dijeron que volvían a Bilbao tras mucho tiempo, desde 2016. Sí, el miércoles 8 de junio cantaron en el BEC de Barakaldo, con las entradas entre 50 y 95 euros, congregando a unas 3000 personas, escasas para las esperables y merecidas por este apuesto grupo multinacional (un suizo, un francés, un americano y un español, como en los chistes de antaño), que desgranó 29 piezas en dos horas y tres cuartos, contando el descanso de más de veinte minutos. Fue un show con muchos músicos, un gran cuerpo de baile (¡ocho miembros!), tres pantallas de fondo y realización televisiva, en la gira mundial de su séptimo álbum, 'Amor & Pasión' (Sony, 15), un repertorio de «boleros, mambo y tango» que les tuvo ocho meses en ruta, de febrero a noviembre, desde Dubai hasta California.

El texano de pasado mariachi Steven LaBrie. Ó. Esteban

Su último disco se titula 'XX' (24) y no sonó ninguno de sus diez cortes. Bueno, esta gira se ha llamado 'Closer', más cerca, porque la han realizado con escasa producción, para contrastar con el andamiaje que movieron con el tour de su vigésimo aniversario. Tan escasa era la producción que solo había aparcados un par de camioncitos, y sobre el escenario había unas cuantas velas, una pantalla de fondo con sencillas visuales (no cámaras que retransmitieran en vivo), una cortina delante de la cámara que impedía ver claramente (¿habría sido ese el problema técnico?), y sólo cuatro músicos de apoyo: un pianista a la derecha y tres cuerdas a la izquierda. Y es que se disparaban muchas pistas pregrabadas: algún solo de guitarra, una batería que sobraba la mayoría de las veces (una batería que sonaba a real, y se podría pensar que existía porque los músicos estaban semiocultos tras un telón negro), algún pasaje sintético, y el refuerzo de más cuerdas (al salir pensamos: ¿y si no habían tocado tampoco las tres cuerdas?).

Hubo 2.500 espectadores que pagaron entre 45 y 85 €. Al amigo Óscar Esteban no le gustó la velada: «Esto es música para los que no les gusta la música. Ha sido como ver a cuatro Franciscos». Joer, pues un Francisco, el cantante valenciano, en solitario ya es genial. Y justo antes del bis, cuando los cuatro cantantes multinacionales entonaban 'My way / A mi manera', de Sinatra vía Claude Francois, manifestó el tocayo: «¡esto es insufrible!». Ja, ja, ja…

O. Esteban

Pues no tenía razón nuestro amigo. Siendo conscientes de su ampulosidad de ópera pop, de su empalago propio de la canción melódica (que no de los villancicos con que trufaron el repertorio), de su afectación sentimental a la que esa batería fake restaba credibilidad y de su formato propio de gala televisiva (hablaron los cuatro en castellano, salieron con trajes de gala, cada uno tuvo su momento solista…), el concierto, estuvo bien en general y tuvo momentos muy buenos e incluso emocionantes del verdad, que curiosamente, o no, coincidieron con los villancicos.

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Este jueves sonaron 21 temas en 109 minutos, de ellos uno instrumental, el bolero 'Historia de un Amor' (ya no estás más a mi lado corazón..., los tocó también Hauser hace dos semanas en el mismo Miribilla), coreado tímidamente por espectadores desperdigados. Por supuesto, ha habido un cambio en la formación de Il Divo: el español Carlos Marín falleció en 2021 por el covid, y en el 22 ocupó su lugar el barítono texano Steven LaBrie, que desde el escenario nos contó que comenzó cantando música mariachi, pues sus padres son mexicanos. Y siguen en el cuarteto los tres tenores: el suizo Urs Bühler (estudiante de clásica desde la infancia, le encanta la Navidad porque le da mucha paz, y en su casa suenan villancicos desde principio de noviembre, nos dijo), el estadounidense David Miller (le gustaban los musicales y es el gracioso del grupo, en plan Hauser) y el francés Sébastien Izambard (venido del campo pop). Dos americanos, un suizo y un francés.

El suizo Urs Bühler. Óscar Esteban

Respecto al repertorio elegido, a veces la fórmula se tornó reiterativa (en el villancico 'Holy night'), a menudo se decantaron claramente hacia la canción melódica ('El triste' de José José -seleccionado a solas por el texano Steven LaBrie-, 'Abrázame' de Julio Iglesias…), la falsa batería claramente no les beneficiaba ('Mama' –cantada a solas por David Miller-, 'Adagio in G minor' de Remo Giazotto), pero el concierto, el show tan televisivo, cursó hacia arriba.

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Hubo buenas interpretaciones objetivas. Las de 'Passerà' de Aleandro Baldi, el tango teatral 'Por una cabeza' de Carlos Gardel, la canción melódica 'Volver a amar' de Cristian Castro (la cantó a solas el francés Sebastián, que pidió coros alegando que era famosa, pero no la cantó nadie), el aria de Handl 'Ombra mai fu' (cantada en solitario en modo muy culto por el suizo Urs), el dramatismo del 'Nella fantasia' de Morricone para la película 'La misión', el 'A mi manera' que nunca falla, y en el bis doble el cierre con el navideño 'Adeste fidelis'.

Y los cuatro mejores temas que barajaron un póker indudablemente emocionante fueron 'Ave Maria', una canción más sagrada que navideña como la presentaron; 'Blanca Navidad', con su poso jazz; 'Aleluya' de Leonard Cohen, plena de inspiración y con decenas de móviles grabando (también la tocó el chelista Hauser hace dos semanas en Miribilla); y 'Silent night', muy bonita. Ya ven qué póker de canciones: una sagrada, dos villancicos, y una espiritual.

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Ah, al acabar 13ª de las 21, la citada 'Volver a amar' de Cristian Castro («Sólo ha quedado un frío inmenso / La espina cruel del desengaño…»), se oyó una voz viril en la fila de atrás, en pista:

- Si lo sé no vengo...

Y replicó en serio una voz de mujer:

- Madre mía, qué maravilla. Qué regalo, tío.

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