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Daniel Broncano, en el exterior del Guggenheim. Mireya López

Daniel Broncano le pone el pañuelo palestino a Beethoven: «Es un precursor de la canción protesta»

El director de la Sinfónica de Tenerife y creador del festival de Segura aborda el poder de la música para cambiar el mundo en el Bilbao Kultura Social Forum del Fair Saturday

Jueves, 2 de octubre 2025, 00:12

Un experto en metáforas musicales para explicar asuntos de la vida cotidiana e incluso la actualidad más compleja y beligerante. Así se reveló ayer Daniel ... Broncano (Orcera, Jaén, 1986), en el auditorio del Guggenheim con su charla 'Cambiar el mundo con una corchea', dentro del Bilbao Kultura Social Forum organizado por la Fair Saturday Foundation. Clarinetista, director de la Orquesta Sinfónica de Tenerife e ideólogo y promotor del festival Música en Segura, habló como el experto comunicador y divulgador que es, sin nada que envidiar al hermano más famoso, el presentador de 'La Revuelta'. «He estado en su programa como público, como invitado estaría un poco fuera de lugar por algunas de las preguntas», considera.

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Broncano –con 8 años escuchó en Santiago un concierto de la Sinfónica de Galicia y al salir pidió a sus padres estudiar música– habló de los compositores que utilizaron su saber para cambiar cosas, como Bach o Mozart, «que nos hace entender las emociones y que con 'Las bodas de Fígaro' reclamó la igualdad desde la comedia. Pero el que tuvo siempre en su cabeza cómo levantar conciencias y construir un mundo más justo fue Beethoven, precursor de la canción protesta. La Novena Sinfonía es un himno a la unión, que todos los hombres sean hermanos, dice. Y su Tercera Sinfonía, 'La Heroica', la dedicó a Bonaparte hasta que este perpetuó un tipo de autoridad absolutamente incívica, y entonces Beethoven tachó esa dedicatoria en la partitura». Broncano pinchó un fragmento de su obra y en la pantalla gigante surgió la imagen de Beethoven ataviado con kufiya, el pañuelo palestino, gracias a ChatGPT.

Después se refirió a las orquestas, «organismos complejos con 80 personas de distintas partes del mundo», y elogió el esfuerzo de instituciones para propiciar cambios, como el realizado por el director argentino nacionalizado español, israelí y palestino Daniel Barenboim, quien junto a Edward Said fundó en 1999 la Orquesta West-Eastern Divan para promover la paz, la tolerancia y el diálogo entre jóvenes de Oriente Próximo. «O el sistema de orquestas venezolano, que ha dado trabajo, esperanza de vida, condiciones mejores a los jóvenes. Y después de décadas, aquel país se ha convertido en una macropotencia de la música clásica»·.

Echó mano de ese momento en el que el oboe hace sonar la nota la para que la orquesta tenga una referencia y ajuste el sonido... «Y uno piensa cuán importante es en una conversación ponerse de acuerdo en algunos elementos comunes antes de abalanzarse a contravenir lo que dice nuestro interlocutor».

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Con la figura del director, abordó el concepto de autoridad, «cambiante con el tiempo desde su surgimiento, allá por 1830. Él es quien decide si se atiene al guion de la partitura o si es más creativo... Si pensamos en directores omnipresentes ahí está Von Karajan, que estaba en todos los detalles, la mayor máquina de hacer dinero de la historia, preocupadísimo por la perfección del sonido y por su cabello en los vídeos. Y por otro lado está Harnoncourt, iconoclasta total que quería revitalizar la música, sacar su energía más allá de las corcheas». Para ilustrarlo, propuso un juego: pinchó la misma pieza dirigida por el primero, por el segundo y por una orquesta descabezada. «Podríamos hablar de las tres y sobre todo de por qué la versión de Harnoncourt es la mejor, pero os invito a que cuando escucheis una orquesta penséis en el tipo de liderazgo que hay detrás». Recordó cómo hay momentos en que el instrumentista debe ser tutti, integrándose con el resto, y en otros destacar como solista. «Y cuántas veces en la vida hace falta esa sensatez de saber si estamos solos o en tutti...».

Montar un festival

¿Cómo es montar un festival en un pueblo de 150 habitantes? Música en Segura (Jaén) «cuenta con apoyo de instituciones pero sigue siendo independiente». En la pantalla, un concierto en el campo al amanecer, otro en una fábrica de aceite, uno más en un castillo, músicos subidos en una excavadora... «Las propuestas más raras son las que antes agotan entradas. Viene mucha gente de fuera, y del pueblo pueden ir 15, pero es que son el 10% de sus habitantes, como si en Madrid te van 300.000 personas. Ni Rosalía».

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Presumió Broncano de lo logrado con este evento: «la autoestima local. Hay algo generalizado en el mundo rural, un problema de autoestima: aquí no hay nada valioso que hacer, nada va a cambiar, no sabemos hacer nada... En Segura ahora hay en la comarca gente aficionada a la música, jóvenes que han emprendido carreras musicales por esto, se han vendido y comprado casas, hay quien se ha mudado incluso por el festival...».

Gaza también ha tenido presencia en Segura: «Este año podíamos programar a dos artistas israelíes que habíamos intentado que vinieran otras veces. Pero no van a venir porque es un festival que respira con la venta de entradas, y no se entendería que estuvieran, la gente no iba a querer ir. Y esto al margen de qué posición queramos tomar al respecto». También tienen en Segura problemas más de andar por casa: «Meter un piano de cola en una iglesia, montar un concierto en unos baños árabes donde hay murciélagos o cuando se ponen a croar las ranas al atardecer porque se vienen arriba con la música».

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