Con panderetas y playeras blancas. pedro urresti
Concierto de Tanxugueiras en Getxo

Una 'rave' con Tanxugueiras en el 38º Getxo Folk

El trío femenino gallego apartó las panderetas y hasta apagó los focos que molestaban al anfiteatro del Muxikebarri para dejarse llevar por el baile electrónico

Viernes, 16 de septiembre 2022, 07:14

El jueves las electro-pandereteiras Tanxugueiras, famosas o de moda por su aspiración a participar en Eurovisión 2022, actuaron en la segunda de las cinco ... jornadas de abono del 38º Festival de Folk de Getxo ante 569 asistentes (y 17 personas que habían comprado la entrada no acudieron). Al principio a la gente le chocó el alto volumen y el derroche de electrónica del repertorio galaico, al poco los del antiteatro protestaron porque les cegaban los focos que fueron apagados con lo cual gran parte del show audiovisual tanxugueiro se rebajó o palió, y al final, aunque una de las tres, Aida, reconoció o denunció que notaba el ambiente «un poco frío» (ya, y aparte parecía que ellas estaban cumpliendo un trabajo, una tarea de manera cerebral y medida, algo evidente en las coreografías), durante el epílogo el gentío se dejó llevar por la 'rave', que es una especie de electro-fiesta bailonga y de pretensión ancestral y naturalista que por ejemplo se celebra en un bosque donde no hay baños pero si suele correr la droga.

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Por supuesto, no hubo droga en el Muxikebarri, donde entre la mayoría femenina de la asistencia había mucha gente mayor (al principio la señora de mi izquierda se tapaba el oído ante el estruendo), y el concierto, con poco de folk y más propio de raperos o de 'artistas' urban, duró 82 minutos para unos 18 temas de impacto creciente y repartidos en tres partes: el prólogo muy sintético, donde a las programaciones les faltaban alma o pegada (el caso es que la carcasa sónica parecía hueca y con fecha de caducidad), la mejor parte que fue la segunda, la Galicia pura como definieron ellas, y que se basó en efusivos cantos tradicionales y panderetas bien traídas, y la tercera parte, que abarcó a ojo la segunda mitad del concierto, cuando propusieron «vamos a empezar a darle caña» y gracias a los numerosos efectismos alcanzaron varios momentos muy degustables y movedores.

En quinteto, apoyado por dos percusionistas (uno de ellos también a las programaciones y los teclados: Iago Pico, productor de su nuevo álbum), Aida Tarrío y las gemelas Olaia y Sabela Maneiro, vestidas sin visos del glamour de las fotos promocionales, sobre todo tiraron de su tercer y último álbum, 'Diluvio' (22), aunque también repasaron bastante su revalida, 'Contrapunto' (2019, producido por el otro percusionista, Isaac Palacín, que tocó en los disueltos Berrogüetto).

El quinteto en 'Pano corado', con la bandera LGTBI. PEDRO URRESTI

Pasaron por encima de su debut, 'Tanxugueiras', de 2016, quizá por ser muy folkie para un show con ellas bailando coreografías televisivas y evolucionando por la escena como si fueran raperas mientras usaban programaciones hasta para las voces (algunos coros suyos y las parrafadas de dos raperos en sendos temas que ya desentrañaremos) y, sobre todo, para los ritmos (muy graciosas las palmas flamencas en 'Pano corado', un híbrido entre Rosalía y Las Grecas).

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Aida, Olaia y Sabela pedían al público palmas, que levantara los brazos, o que los ondeara, pero el Muxikebarri no acababa de caldearse durante títulos tipo 'Desidia', 'Averno' (donde dispararon la voz de Rayden, colaborador en ese tema) o 'Perfidia' (una muñeira). 'Albedrío', con la caja de pimentón, ya les quedó un poco mejor y el nublado general se aclaró durante el pasaje más purista, con canciones como 'O querer', actual y global, o 'Desposorio', llena de alalás.

Los bises

Y ya despojadas de las panderetas apretaron en la modernidad en la segunda mitad, explorando el reggae ('Coda'), reivindicando el amor libre con la bandera arcoíris en la citada 'Pano corado' («estas canciones pedimos que se entiendan, no que se compartan», explicaron al acabarla), mostrando efusividad diversa (al hablar chillando al micrófono, en 'Midas', en un 'Fame de odio' a lo Locomía sin abanicos), apostando por la rave explícita ('Malquerenza') o culminando en el bis triple («nos vamos, hasta siempre, podéis pedir otra»).

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Un bis con la luz del escenario como casi todo el rato rebajada para no molestar a los de arriba, un bis con la buenista 'Cambia todo' (con el pregrabado colaborativo de Muerdo y con petición al público para que encendiera las linternas de sus móviles), la rave de 'Figa' y su canción más famosa, 'Terra', la que cantaron en el Festival de Benidorm y aspiró a competir en Eurovisión.

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