Asier Etxeandia: «No encajamos, pero llenamos teatros»

Un videoclip de siete minutos, 'La verdad', con estrellas invitadas como Hugo Silva, Emma Suárez y Aitana Sánchez-Gijón, podría hacer pensar que Mastodonte es el capricho de un actor de éxito, reclamado por Almodóvar y Medem, protagonista de series como 'Velvet' y 'Sky Rojo'. Nada más lejos de la realidad. «Seguimos perdiendo dinero», descubre Etxeandia. «Siendo independientes, sin una multinacional detrás, te lo tienes que pagar tú todo. Este show está producido por nosotros y hemos adelantado el dinero, empezaremos a cobrar después de un año. No encajamos, pero llenamos teatros. Y estamos preparados para tocar en estadios y dejar de sufrir. Tenemos la creatividad y la fuerza para ello».

Mastodonte tenía toda una gira vendida cuando llegó el covid y les arruinó. «Hemos estado a punto de dejarlo. Ha habido depresiones, problemas de salud y mucho desánimo. Aun así, aquí estamos, creyendo a muerte en ello y volviendo a arriesgarnos», se felicita el actor bilbaíno, que ha cumplido el sueño de ser una rock star en sus shows, siempre teatrales y excesivos. «Cantar me empodera, y yo desde pequeño he necesitado empoderarme porque tengo un gran síndrome del impostor. Si no lo hago, me mustio. Me da miedo salir ahí fuera, pero precisamente por eso tengo que hacerlo».

¿Cómo se llevan un bilbaíno y un napolitano? «A los dos nos la suda el fútbol», apunta Barbaro, multiinstrumentista excepcional, que representa «el minimalismo» frente al barroco Etxeandia, que admite no ser futbolero pero acabará su show a tiempo para ver la final de Copa «porque el Athletic es una religión y me emociona la catarsis que se vivirá en Bilbao». «Somos muy diferentes, pero compartimos un lenguaje creativo haciendo canciones que es puta magia», añade el actor, cuya entrega en escena hizo que la gira anterior la acabara en silla de ruedas tras lastimarse la rodilla.

¿Hay más tontería en el mundo de la música o en el del cine? «En los dos», zanja Etxeandia. «Puedes jugar a ser una rock star, pero no eres nadie. Mucha gente se deja hipnotizar por ello y se da un valor terrorífico. Hoy vale más el aparentar que el hacer». Amante de la transgresión, el actor lamenta que la corrección política «coarte la libertad y la creatividad». «Intentas ser tan correcto que te veo venir, no me interesas nada. Porque en realidad estás acojonado y quieres encajar en todos los sitios. ¡Que venimos del punk, coño!».