RO-E, una artista bilbaína en la escena electrónica de Estocolmo
El proyecto de pop de vanguardia de Marta Reguera lanzará en otoño un álbum centrado en la figura del hombre manipulador
CARLOS BENITO
Viernes, 26 de julio 2019, 22:37
Cuando se le pregunta a un ‘músico emigrado’ qué le llevó a su tierra de adopción, uno suele esperar una explicación más o menos prosaica y ajena a su arte: ya se sabe, los estudios, el trabajo, el amor... Pero la bilbaína Marta Reguera es un caso excepcional, porque lo que la empujó hacia Estocolmo fue sencillamente la pasión por la música, en concreto por esos sonidos procedentes del país escandinavo que la fascinaban como oyente: «Yo tenía dos bandas fetiche, las dos suecas: The Knife, que me partieron la cabeza, y Wildbirds & Peacedrums, un dúo de voz y batería», explica. Su sueño, un poco loco, era contactar con algún batería comparable a Andreas Werliin, ese 50% rítmico de Wildbirds & Peacedrums, así que se fue para allá en octubre de 2012 con su guitarra acústica a cuestas, a ver qué pasaba.
Para entonces, esta arquitecta-cantante de Santutxu ya llevaba seis años subiéndose a los escenarios. Sus orígenes como artista están en Granada, donde se rodeó de «una familia de amigos» vinculada a bandas como Los Planetas y Lori Meyers. «Yo ya tenía 24 años cuando me di cuenta de que podía cantar. Fue cuando estaba en Granada haciendo un año de Séneca (las becas para cursar estudios en otra universidad española)», evoca. Pero, en Suecia, su estilo iba a experimentar una profunda metamorfosis, al pasar de un estilo de cantautora más o menos cercana a la tradición a lo que ella etiqueta como «avant-pop» o «cantautora electrónica». Tras trabajar tres o cuatro meses con un batería (recomendado personalmente, sí, por el propio Andreas Werliin), decidió ponerse a trabajar con el secuenciador de audio Ableton Live y producir ella misma los ‘beats’. «Me lancé a la piscina y, cuando vi que podía hacerlo sola, me sentí una superheroína», recuerda.
Con el nombre artístico de RO-E (derivación del apellido de Mies van der Rohe, uno de los pioneros de la arquitectura moderna), Marta ha publicado un sencillo doble y dos EPs. El primero fue autoeditado, pero en los segundos (‘Tasty’ e ‘Itch’) contó con el apoyo de Cherish, un sello de Estocolmo que solo edita a mujeres y a personas de identidad no binaria. Hace un par de años, decidió dejar su empleo y se puso a estudiar teoría musical, en una apuesta que empieza a dar sus frutos. El primero es un tema titulado ‘Man Fatale’, cuyo vídeo oscuro e inquietante ha sido estrenado por la SVT, la televisión pública sueca. «Monté un grupo de siete personas y lo rodamos un día de diciembre en mitad del campo sueco, con temperaturas de entre -10 y 5 grados, pero con una energía tremenda. Estuve tres días sin dormir del subidón», relata. La canción sirve como adelanto de ‘Allures’, un álbum de nueve temas que saldrá en otoño y que se centra precisamente en ese concepto del ‘hombre fatal’, manipulador y egoísta.
Si se le pide algún referente para su trayectoria como RO-E, Marta cita inmediatamente un nombre: «Suena a cliché, pero tiene que ser Björk. No es que sea ‘supernerd’ de sus discos, pero admiro cómo ha sabido construir su carrera, cómo se rodea de colaboradores maravillosos y cómo sigue empujando sus límites. Me parece una artista suprema». RO-E ha tocado pocas veces en nuestro país (en Bilbao, por ejemplo, estuvo hace un par de años en el estudio creativo Cuchillo), pero ha conseguido abrirse un hueco en Suecia, todo un reto: «Estocolmo es un lugar muy frío y resulta difícil entrar en círculos. No te abren las puertas con facilidad. Pero, a la vez, lo bonito es que hay mucho movimiento desde abajo, de colectivos que crean espacios. Ahí he encontrado una familia y un apoyo».