Urgente Muere un vizcaíno de 38 años y varios familiares resultan heridos en un accidente de tráfico en Huesca
Iban Urizar en plena actuación. Alhóndiga Bilbao

Amorante amenizando la gala inaugural del 18º Gutun Zuria

El multiinstrumentista de Elgoibar, el discípulo más aventajado y genuino de Mikel Laboa, ofreció en once minutos una panorámica densa, variada y literaria

Miércoles, 26 de febrero 2025, 01:18

De martes a sábado se desplegará en la Alhóndiga el 18º Gutun Zuria, o sea el Festival de Literatura de Bilbao. Este martes la gala inaugural, con las entradas agotadas y celebrada en el auditorio principal, se estructuró mediante una salutación trilingüe (también en inglés) del alcalde Aburto, la entrega del premio BBK Gutun Zuria a dos escritoras, a la argentina Leila Guerriero (bromeó diciendo que no podría llevar la makila en la cabina del avión; pero no porque la fuese a dejar aquí dándole poca importancia, sino porque podría tomarse como un arma, inferimos) y a la vascofrancesa Itxaro Borda (la makila le pareció muy masculina, y lo expresó poco después de definirse como lesbiana), la actuación breve, condensada y memorable de Amorante, y una charla final entre dos escritores argentinos, Leila Guerriero y Rodrigo Fresán.

Publicidad

Aquí contaremos el recital especial del hombre orquesta Amorante, alias de Iban Urizar (Elgoibar, Gipuzkoa, 1975), cuyo apodo sale de amalgamar los nombres de los músicos Rodrigo Amarante, brasileiro, y Enrique Morente, flamenco. Empero el carácter heterodoxo de su estilo musical, Amorante tiene formación clásica y nos dijo cuando la entrevistamos por su último disco, 'Harri Herri Har' (23): «Tengo el título superior de trompeta por el conservatorio de Donosti. También tengo estudios de Etnomusicología. Siempre he estado defendiendo mi discurso musical con la trompeta. Y he tocado de todo, desde lo más clásico hasta lo más experimental. Además, pertenezco a la Banda Municipal de Elgoibar desde hace más de treinta años». Trabaja como profesor de música en secundaria.

Pues con semejante bagaje, Amorante en solitario, cual hombre orquesta pertrechado con pedales y teclados, en once minutos hizo tres piezas, las dos primeras unidas. Nos dilucidó a toro pasado: «La introducción ha sido un agurra (saludo) ex profeso de Uxue Alberdi, y le ha seguido 'Erreka', un tema del disco con letra de Harkaitz Cano. Y he acabado con un poema de Mari Luz Esteban que he titulado 'Zimurrak'». O sea una repertorio muy literario también.

Amorante en el lateral del gran escenario. O. Cubillo

Desglosemos su intervención poliédrica, densa y en absoluto afectada o impostada. Abrió con teclado titilante y él a lo Laboa a la voz, en su experimentación con introversión nos evocó a una suerte de Joseba Irazoki pero más transversal por ser más folk y menos rock (el navarro Irazoki es guitarrista vanguardista), sacó una trompeta y generó jazz mientras los ritmos sintéticos nos trasladaban al sonido Bristol y él cantaba con melodías casi de Zuberoa, y se lamentaba como un Tom Waits del tercer milenio y regresaba el eco de su voz con loops como los que usa Mursego.

Así fueron los seis primeros minutos de la intro y el primer tema. Y los cinco minutos del segundo tema, igualmente densos, alearon a Laboa con Corcobado, resonaron al Nick Cave más propenso a lo sintético de la mano de Barry Adamson, exhalaron la voz teatral muy metido en su papel, mutaron en música cinematográfica tipo la cosa de John Carpenter antes de difuminarse con, una vez más, la sombra de Mikel Laboa, de quien Amorante es su gran epígono en este siglo XXI.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad