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Alejo, con rizos y lunares. Óscar Esteban
Alejo en su concierto de rock educado

Alejo en su concierto de rock educado

El roquero navarro, epígono natural de Leiva desde la pose hasta la lírica de su cancionero, presentó en el Cotton Club su segundo álbum, 'Diamantes'

Sábado, 26 de abril 2025, 01:12

El roquero tudelano Alejo dio este viernes su segundo concierto en el País Vasco, tras su debut en Sondika en junio de 2024, en el mini-festival Herrian, paralelo al BBK Live. Entonces presentó su segundo disco, 'Diamantes', y con ese mismo trabajo ha regresado a Bizkaia. Si en Sondika interpretó 10 temas en 46 minutos ante poca gente a la 1 del mediodía y con entrada libre, esta vez en el Cotton Club tocó 14 en 65 minutos muy cercanos al también escaso público a las 8.30 de la tarde y de pago. Bueno, recordamos que Leiva, gran influencia de Alejo, en una de sus primeras actuaciones en Bilbao con Pereza, si no la primera, en el Bilborock, sólo suscitó el interés de unos cuatro espectadores y dentro de unos meses, el 14 de junio, meterá a varios miles en Miribilla.

O sea que Alejo tiene mucho margen de mejora o crecimiento. En cuarteto, con dos guitarras Telecaster, con un bajista que aportaba bonitos coros en su justo momento y con un baterista pendiente del medidor de volumen (el Cotton Club tiene un límite de 95 decibelios para no molestar al vecindario), Alejo se presentó con la estética de un roquero zíngaro: lunares, pata de elefante, tatuajes en los brazos, rizos afros, más anillos, pendientes, collar y piercing nasal. Y fue sinceramente amable, agradeció el silencio respetuoso de la parroquia y definió a la cita como «un concierto de rock educado». «Ya tienes el titular», sugirió Óscar Esteban, y los músicos se pusieron a bromear entre ellos: «ahora nos dan un botellazo, o nos insultan, o nos chillan 'deja de llorar en tus canciones'…».

El cuarteto con dos Fender Telecaster. Óscar Esteban

Lo dicho, Alejo sigue siendo un válido epígono de Leiva, a quien remite desde sus letras hasta su timbre de voz, desde los espasmos escénicos hasta la dulzura al hablar al público, o desde la estructura compositiva hasta ese par de temas que evocaron a Sidecars, el grupo liderado por Juancho, el hermano de Leiva, a saber: 'La máquina' y luego 'Alas de gárgola', donde dice lo de rendir sus superpoderes. De hecho, escribiendo estas líneas y oyendo a la vez el disco de Alejo en Spotify, el algoritmo nos ha cambiado a canciones de Leiva como 'Barrio'.

Al principio de la cita del Cotton Club aseguró Alejo que estábamos 'poquitos' pero que íbamos a disfrutar de una buena noche de rock and roll. Y cumplió su promesa, pues disfrutable fue hasta el tema acústico que cantaron los cuatro en mitad del público, al modo de Depedro, el titulado e inédito 'Mundo en ruinas', que entrará en su tercer y próximo disco, que el tudelano está grabando ahora en Galicia con Amaro Ferreiro, el hermano de Iván (Alejo es gran amigo del hijo de éste, de Andrés, del grupo llamado Querido).

El bolo del viernes fue creciente, siempre educado y con volumen controlado y el baterista reprimiéndose. Alejo coló destellos duduá ('Rambo', pero uno que dispara confeti en las despedidas y los desamores), resonó al Tom Petty al que se refiere la hoja de promoción del disco diamantino (en 'Gatopardo' y en la última, la también algo springsteeniana 'Frontera'), una coda a lo Thin Lizzy que podría manejar en otros momentos añadió en 'Paso firme' (la del verso «Mi parte quinqui coge el timón»), sólo en un par de ocasiones pidió coritos del público (¡en la segunda!, y en la última, o sea en la 14º), y nos recordó a Leiva pero con estilo, sin emulación o más bien simulación evidente, por ejemplo en la dulce 'Patologías del bienestar', en 'Hojarasca'…

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