Martín López anima a no temer a las máquinas con su arquitectura virtual

Las imágenes que muestra son fotografías de entornos arquitectónicos modelados en 3D. El autor traslada a la galería bilbaína esos mundos generados mediante el ordenador y demuestra que esa realidad paralela también coloniza los ámbitos tradicionales del arte. El resultado es de una intensa plasticidad llena de sugerencias formales y remisiones a la abstracción y el minimalismo. La muestra se acompaña de una producción documental y vídeos en los que revela el proceso de trabajo y entrevistas con diversos actores relacionados con los nuevos medios.

El protagonista de la cita ha cursado estudios de Comunicación Audiovisual, un máster en Arte y Tecnología y una tesis doctoral sobre esta conexión. Aunque ha trabajado en el cine documental, reconoce que sus intereses son amplios y que, como hijo de los pintores Edu López y Ana Román, desde que era un niño ha frecuentado estudios, ferias y muestras. «Mi participación en el mundo del arte ha ido muy poco a poco, al principio de una manera pasiva, luego a través del cine y, por último, a través de este proyecto que aparece muy ligado al objeto de mi investigación», señala.

El creador establece una similitud entre el momento actual y aquel en el que surgió la Bauhaus, al final de la Primera Guerra Mundial. «El arte se encontraba también abrumado por el desarrollo tecnológico y, entonces, también se planteó su sentido y se demostró que no sólo sobreviviría, sino que sería fundamental», indica, y alude a la necesidad de reinventar nuestros modos de ser. «En un contexto crecientemente automatizado, debemos reinventar nuestra existencia».

Los creadores, a su juicio, son capaces de ver el mundo y aboga por compartir esa experiencia. En este periodo de incertidumbre, Martín López cree que se debe otorgar mayor relieve a la mentalidad artística. «No me refiero al proceso, sino a interpretar mediante un procedimiento que te haga sentir pasión y que proporcione un fruto que no tiene por qué se artístico, pero que podemos aplicar a nuestra disciplina o profesión». La sensación también se antoja fundamental. «Tenemos que luchar por un mundo sensato», advierte.