La magia de la diosa Isis se apodera del Museo de Reproducciones de Bilbao
Una muestra en la que destaca un ushebti de Luxor de hace 2.700 años repasa las múltiples facetas de la gran divinidad egipcia
En ocasiones, y aunque parezca paradójico, el Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao expone piezas originales. Es el caso de su nueva muestra temporal, abierta ... hasta el próximo 19 de mayo y dedicada al antiguo Egipto, en concreto a la divinidad central de su abultado panteón: 'Ni neu, Isis, Señora de todas las tierras'. Con la evolución de esta diosa como hilo conductor, la muestra abarca un arco cronológico amplio que alcanza al Egipto grecolatino.
«Isis no solo fue una de las divinidades más complejas y veneradas del mundo egipcio, sino que, a su contacto con la civilización griega, se transformó de tal modo que llegó a convertirse en una diosa universal, ejerciendo una poderosa influencia en el mundo grecolatino». La diosa llegó «a convertirse en fuente iconográfica de la representación mariana del cristianismo posterior», explican fuentes del museo.
La muestra está formada por 40 piezas, de las que 13 son copias del propio centro de exposiciones, 12 forman parte de los fondos del Museo Vasco, provenientes a su vez de la colección Palacio Olabarria, y el resto vienen de dos colecciones particulares, las de Santiago Entrena y José María Ortuondo, que son «las dos únicas colecciones vascas de antigüedades egipcias en manos privadas».
En todas las exposiciones sobre esta civilización hay una pieza que destaca. En este caso la estrella es un ushebti que perteneció a Harwa, Gran mayordomo de la Divina Adoratriz de Amón, que vivió en el paso de los siglos VIII a VII a.C., un alto funcionario de la dinastía XXV, en una fase bastante confusa que la mayor parte de los historiadores enmarca en el final del Tercer periodo intermedio, a las puertas de la conocida como Baja Época.
Los ushebtis –«los que responden»– son unas estatuillas mágicas de uso funerario. Eran los 'sustitutos' del difunto cuando éste tenía que arrimar el hombro en el Más Allá. Los egipcios creían que, superado su juicio final, pasaban a mejor vida. Pero una muy parecida a esta, en la que también había que trabajar.
Sustitutos mágicos
Para evitar esta molestia tenían a los ushebtis, estatuillas que los representaban con herramientas de trabajo y con las que se hacían enterrar. Creían que, llegado el momento, un conjuro las animaría y trabajarían de su parte. Para asegurarse la vagancia, los más pudientes se hacían enterrar con 365 ushebtis, uno para cada día del año. El de Harwa expuesto «procede de Luxor y es parte de la atípica colección egipcia del Museo Vasco. Es una de las piezas más valiosas por el material en el que está hecha –serpentina– y por el hecho de pertenecer a una persona cuya identidad se conoce». Harwa estuvo muy próximo a la realeza. «egún algunas fuentes, puede que incluso gobernase todo el territorio del Alto Egipto.
Entre el resto de objetos expuestos destacan las copias de la Isis del Prado y el fragmento de la Estela de Dedia, pertenecientes al propio Museo de Reproducciones. Las piezas originales procedentes de Egipto forman parte de la colección del Museo Vasco y entre ellas están el ushebti de Tanetisis y un busto femenino con cuatro rostros, una rareza.
En relación a las colecciones privadas de Santiago Entrena y José María Ortuondo, la del primero recoge sobre todo documentación gráfica de las primeras expediciones modernas a Egipto. La del segundo es de antigüedades fechadas principalmente a partir de la época tolemaica. Se unen así cuatro colecciones que enriquecerán la muestra, que permite además al Museo Vasco seguir mostrando parte de sus contenidos mientras permanece cerrado debido a la remodelación integral a la que se está sometiendo.
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