«He querido retratar la España de la Transición a través de mis personajes»
Publica 'Los seres queridos', donde un periodista investiga unos suicidios en una pequeña capital de provincia
Una ciudad de provincias en los primeros años de la Transición. Unos suicidios muy sospechosos. Unos policías que arrastran demasiados vicios del franquismo. Algún empresario ... que ha hecho una fortuna con medios poco claros. Y un director de periódico que busca cualquier oportunidad para salir a la calle e indagar sobre los temas de los que todos hablan. Es la trama de 'Los seres queridos' (Ed. Pepitas de Calabaza), la primera novela del periodista Jorge Alacid (Logroño, 1962), en la que homenajea a una generación de informadores que, como explica, «consumían sus días tratando de no recortar demasiado su nivel de decencia».
- Usted lleva mucho tiempo en tareas periodísticas alejadas de la calle y los sucesos. ¿Cómo y cuándo surgió la idea de una novela así?
- Fue a raíz del éxito de las novelas de Stieg Larsson y la saga 'Millenium'. Me intrigó que el protagonista fuera un periodista. Y, sin embargo, tiene sentido dadas las características de nuestro trabajo, sin olvidar que el tópico de nuestro estilo de vida también encaja mucho con la novela negra.
- Así creó a Viberti, un periodista detective.
- Sí, tenía que ser un personaje que se acabara reflejando en el Callejón del Gato, un retrato de brocha gorda para alguien atrabiliario. Al decidir los escenarios y los personajes tomé conciencia de que en realidad estaba pintando un tiempo y un país. He querido retratar la España de la Transición a través de los personajes.
- La trama no avanza tanto por el misterio sobre posibles asesinatos como por los personajes.
- Parto del canon del género pero lo que más me interesa de la novela negra es que nos ayuda a interpretar el mundo. En el fondo, no nos importa demasiado quién mató a quién.
- ¿Por qué ha hecho protagonista a un director de periódico en vez de un reportero? Un director a quien además importa poco la justicia. Si quiere saber es para publicarlo.
- Es un director con una vena reporteril que usa la menor excusa para salir a la calle y reunirse con sus contactos para saber cosas. Los tiempos han cambiado pero he llegado a convivir con gente que lo mismo hacía una nota de sucesos que una crítica de cine o la página de Bolsa. Y que incluso tenía otras ocupaciones fuera. Es a ese tipo de periodista al que quería referirme.
- No se dice en ningún momento cuál es la ciudad en la que transcurre la acción. ¿Se ha basado sobre todo en la suya, Logroño?
- Logroño es donde más me he inspirado pero hay muchas similitudes entre las ciudades de lo que antes se llamaba Castilla La Vieja. Todas tienen una gran plaza, un casco antiguo en general en torno a una catedral, un ensanche... Cito esos lugares pero de una forma que no condicione al lector. Incluso la foto de portada, que efectivamente es un rincón de Logroño, es tan neutra que podría ser cualquier sitio.
«Para muchos, una Redacción era un hogar mejor que el que tenían fuera»
Misántropos hermanados
- ¿Ha tenido intención de crear su propia geografía narrativa?
- Me lo dijo Julián Lacalle, el editor de Pepitas, cuando leyó la novela. He tratado de perfeccionar el marco en que se mueven los personajes, también el sentimental. Los personajes se tratan entre ellos con un afecto menos explicitado de lo que lo haríamos ahora, con una camaradería seca. Son misántropos hermanados por una profesión o un punto de encuentro.
- Ambienta la novela en un tiempo que por edad no conoció como periodista. ¿Le ha costado más que si la hubiese situado a finales de los ochenta, por ejemplo, que usted estaba ya trabajando?
- Me ha costado por la búsqueda de la verosimilitud. Quería que la atmósfera fuera la de la época. Tengo la ventaja de ser muy observador, desde niño, y tener muy buena memoria. Y siempre he escuchado a mis mayores, a los periodistas ya octogenarios que cuentan cosas sobre la profesión y la forma de trabajar que hoy veríamos inverosímiles. Es un material narrativo de primer orden y creo que tenemos el mandato moral de ponerlo por escrito.
- ¿Cuánto hay de base real en los personajes?
- Me he inspirado en mi propia experiencia, en periodistas que he conocido, pero he querido huir de una influencia demasiado personal. En realidad, son todos sumas de distintas personas. Me ha ayudado mucho conocer unas cuantas redacciones, ver su ambiente: esos fumadores empedernidos, gente rodeada de papeles que había hecho de la Redacción su hogar. Un hogar propicio para los naufragios pero mejor que lo que tenían fuera.
- ¿Ha comenzado una carrera literaria?
- Quiero pensar que sí. Las buenas críticas recibidas me han animado a escribir y llevo unos meses indagando en lo que sería de esos personajes en un mundo en transformación. Pero a diferencia de lo que pasa en el periodismo, esta es una escritura lenta, requiere calma.
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