Pluma de Oro de la Feria del Libro para el trabajo «silencioso y discreto» de Patri Urkizu
El autor guipuzcoano recogió el premio que reconoce cada año la la trayectoria de una persona importante en las letras y la cultura euskaldunes
Este lunes se celebraba en el marco de la Feria del Libro de Bilbao uno de esos actos «emocionantes» que tienen cabida en cada edición. Era, es, la entrega del Premio Pluma de Oro, que reconoce la trayectoria de una persona importante en las letras y la cultura euskaldunes. Este año la recogía Patri Urkizu, que mientras que sus colegas hablaban bien de él no podía evitar hacer algún gesto como queriendo quitarse importancia. Luego, cuando le tocó hablar, dijo que con esa pluma no sabe cuánto escribirá... aunque lo cierto es que lo importante es lo que ya ha escrito.
Ratón de biblioteca, de archivo, Patricio Urkizu Sarasua (Lezo, 1946) es de los que «sería muy largo contar todo lo que ha hecho», como explicaba el editor Iñaki Aldekoa. Para situarse: licenciado en Filología Románica en Salamanca, doctorado en Filología Vasca con la tesis 'Pierre D'Urteren hiztegia. Londres, 1715', profesor de literatura en las universidades de Deusto y Burdeos, director varios años de la Asociación de Escritores Vascos y del Área de Lengua y Literatura de Eusko Ikaskuntza, miembro del jurado del Premio Nacional de Narrativa de España... Premios, muchos; Unamuno y Pío Baroja de cuentos, Gipuzkoa de ensayo, de la Crítica con un poemario, el Azkue con su tesis doctoral -que luego reconvirtió en libro para que no se quedara en el manuscrito inédito que le dijeron que sería-, el Koldo Mitxelena de investigación.
Relaciones con el mundo de la literatura vasca, todas. «El que lo sabe todo del teatro en nuestro mundo es él». De poesía, también. Y es el mejor «emisario en Iparralde». Y todo, según Aldekoa, con un trabajo «silencioso y discreto» que ha trascurrido en gran parte recuperando textos en los archivos. Así encontró, en Bayona, el primer cancionero vasco.
Urkizu se define como optimista, positivo. Lo dice, en concreto, por el euskera. Mucho ha llovido desde que leyera aquel 'Jesucristoren bizitza' de Luis Villasante, desde que acudiera a Aranzazu con Koldo Mitxelena para asistir a las reuniones sobre el nacimiento del batua, la consecución del «sistema ortográfico, económico y rentable» que necesitaban los vascoparlantes para insuflarle nueva vida al idioma ancestral. «Lo que necesitábamos». Habla de Saizarbitoria, de Aresti, de los renovadores de la literatura en esta lengua,
Muchos de sus libros, asegura, están ya descatalogados, pero si alguien quiere acercarse a su obra en esta feria, seguro que encuentra en alguna de las casetas la novela 'Suaren froga', anima. Ahí se cuenta la historia de Joanes Lopez de Zerain, que murió en la hoguera de la Inquisición en 1530 por escribir unos textos con ecos luteranos. Esta novela también bebe de los archivos.