Contrapás
Este es uno de los relatos breves seleccionados para su publicación de entre los presentados al concurso 'En cuarentena', que organizan EL CORREO y la UPV. El día 17 de junio se dará a conocer el nombre de los ganadores
Joana Martí
Lunes, 8 de junio 2020, 17:38
¡Nunca había leído tanto en mi vida!, también miro series, pero eso menos, porque estar en el salón muchas veces me incomoda… Pongo 'oído avizor' desde que me levanto y reconozco a mis vecinos por los sonidos… Los saltitos de aerobic de Esther, el piano de Joserra -que solo tiene una canción aprendida y la aporrea todo el día-; la abuela Sole, que desde el balcón de arriba regala palabras y besos a quien quiera escucharla… Y el más sentido… Iñaki, mi expareja, que comparte piso conmigo.
A final de mes se marchaba de casa y yo empezaba mi nueva vida. Pero hete aquí: el destino nos encierra y sin saber por cuánto tiempo. Intentamos cruzarnos lo menos posible, pero convivir con una persona con la que no te hablas es muy duro. No sabemos cómo empezó, dejamos de compartir actividades, amigos, salidas… Luego aparecieron reproches, manías… Discutir, gritar, y al final callar… Cada uno a lo suyo; aunque el silencio sea una de las armas más dolorosas que he sentido. Así que siempre estoy pendiente. Cuando él teletrabaja, puedo moverme por la casa, luego jugamos al gato y al ratón para no estar en la misma habitación, o me aíslo para hablar con mi gente. Si nos encontramos, decimos hola y adiós y si hay algo especial, dejamos una nota en la nevera. Y ya llevamos quince días…Siempre coincidimos en las ventanas de nuestras habitaciones a las ocho a aplaudir; antes cada uno miraba para un lado, pero ahora de vez en cuando le miro a los ojos y veo una tristeza tan grande como la mía.
El once de abril fue mi cumpleaños. Me pasé casi todo el día con el teléfono pegado a la oreja haciendo risas con mi familia y amigos. Por la noche al ir a cenar me encontré mi pizza favorita de cuatro quesos y una botella de cava con una nota de felicitación. Me conmovió. Le llamé para compartir un brindis y entre trago y trago volvimos a hablar, rememoramos nuestros buenos tiempos, preguntándonos qué nos había pasado. Casi había olvidado el embrujo de su voz tranquila. Al final terminamos uno en brazos del otro con una pasión olvidada.
Volvemos a estar juntos; todos me dicen que estoy loca, que en situaciones excepcionales se confunden los sentimientos, pero estoy segura de ello. Hace cuatro días vinieron los sanitarios porque tenía fiebre y malestar y me pusieron en cuarentena; pero ¿por qué? Ahora que empezaba una vida llena, vuelvo a quedar encerrada dentro del encierro.
Iñaki me cuida. Yo no puedo salir de la habitación y él me trae la comida. Nos pasamos las tardes dándonos calor a través de la puerta.
Hay noches que se me hacen eternas, entonces abro la ventana y respiro a la tenue luz de las farolas la soledad de la calle. Aunque el destino quiera jugar conmigo, ensordezco mi corazón con 'RESISTIRÉ'.