'El cielo invisible' de Luís Pousa
Un libro inclasificable sobre la muerte, la vida, el amor, el dolor y la felicidad, a partir del relato de un grave episodio de la propia existencia del autor
Por suerte, en la mayor parte de las ocasiones no sabemos que algo completamente trivial que hemos hecho muchas veces, como ir al cine o ... tomarnos un gintónic, no lo volveremos a hacer. Por suerte, porque sería angustioso ser conscientes de todas las últimas veces. Luís Pousa, matemático, escritor y periodista en 'La Voz de Galicia', recuerda con todo detalle el día que, estando en su casa, se preparó el que había de ser su último gintónic. Y recuerda también cuando una tarde de septiembre, él tenía entonces diez años, su padre fue atropellado por un vehículo y sufrió heridas muy graves que le ocasionaron la muerte días después. Él no podía saber que apenas unos minutos antes, cuando salía de casa, fue la última vez que vio a su progenitor.
'El cielo invisible' es un libro inclasificable en el que el autor habla de la muerte de varios miembros de su familia, y el día para él casi inverosímil que descubre que ya ha vivido más que su progenitor. En un texto escueto, que a su manera sigue una ruta no tan infrecuente en la literatura española de los últimos años (ahí están Fernando Marías, Ricardo Menéndez Salmón, Galder Reguera...), Pousa explica el vacío irrecuperable que quedó marcado en el niño que hoy es él y se detiene en la vida y la muerte, en la felicidad de algunos breves instantes y el desgarro de otros. Lo hace sin concesiones. No hay en este texto el menor deslizamiento hacia lo sentimental. Por eso golpea en el estómago a quien lo lee, hasta cortarle la respiración.
Y en un tiempo en el que nueve de cada diez libros que se publican en España (y casi en la misma proporción fuera) tienen un evidente exceso de texto en relación con la historia que se cuenta, a 'El cielo invisible' no le sobra ni una página, ni una palabra. Cada capítulo está escrito con precisión quirúrgica. Como la del cirujano que lo operó del corazón y salvó su vida. Aunque sea al precio de no poder disfrutar nunca más de un gintónic.
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