El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 5 de diciembre

Astérix el racista

No hay mayor dictadura que la falsa democracia

jon uriarte

Sábado, 11 de septiembre 2021, 00:19

Ayer volví a pasar las páginas de Astérix en 'La gran travesía'. Una aventura en la que, tras perderse en medio del océano, acaban en ... una tierra de extraños habitantes con plumas en la cabeza. De esa forma, el pequeño galo y su amigo Obélix pisan el continente americano mucho antes de que Colón llegara con sus carabelas. Incluso antes que los vikingos, que suelen presumir de que la frecuentaron primero. Y al llegar a la última viñeta pensé en que algunos niños y niñas canadienses no lo leerán jamás. En concreto quienes asistieron a una quema de 5.000 libros organizada por padres, madres y profesores pertenecientes a una asociación que trabaja en pro de un mundo mejor tirando a perfecto. De paso quemaron las aventuras de Tintín, las de Lucky Luke y todo cómic o novela que no pasase por el test de lo correcto. Hacen bien. Mucho han tardado. Porque Astérix es racista, violento y drogadicto.

Publicidad

Siendo niño devoraba tebeos y cómics. Diferencio ambos aunque sean lo mismo, porque antaño unos eran autóctonos y los otros foráneos. Pero compartían golpes, persecuciones y chistes propios de aquella época. En el caso de Astérix lo de la poción mágica olía, nunca mejor dicho, a droga que no pasaría una prueba antidopaje. Además, se la daban a todo el mundo, incluidos los menores de la aldea. Por no hablar de su forma de resistir al invasor a base de violencia. Y si me iba a Lucky Luke, los nativos americanos no salían muy elegantes que se diga. Por no hablar del cigarrillo que reposaba en sus labios. Otro adicto. Y cruel con los animales. El pobre Rantanplán sufre todo tipo de accidentes y el vaquero ni se inmuta.

En cuanto a Tintín, es un viajero colonialista y racista que se mofa de los pueblos asiáticos y africanos que frecuenta. Es recordarlo y me da ganas de pillar mechero y la gasolina para quemar todos sus libros. Porque si he salido mínimamente normal es de milagro. Lo suyo sería que hubiese sido racista, sexista, drogata, fumador empedernido y más violento que Hulk cuando se cabrea. Pero no. Quizá porque la clave no estaba en los tebeos. Sino en la forma de leerlos.

A algunos nos enseñaron a interpretar lo que vemos, leemos y escuchamos. Curiosamente el compañero de colegio más cruel y violento que recuerdo tenía unos padres estrictos en lo referente a ver la televisión o leer ciertas cosas. A su madre, Mortadelo y Filemón le parecían unos personajes dañinos para los chavales. Y solo le dejaba leer cosas como 'Corazón', de Edmundo de Amicis. Un servidor también lo leyó. Pero tampoco es que me volviera un santo.

Publicidad

Lo primero que hacen los talibanes al tomar un pueblo o ciudad es derribar todo aquello que consideran contrario a su cultura, leyes y moral. Y los nazis quemaban los libros que no casaban con su ideario de lo que debía ser un mundo perfecto, puro y ario. Por eso es muy significativo que en Canadá, y en otros lugares, quienes dicen preocuparse por un futuro mejor utilicen el mismo sistema. La destrucción. Muerto el perro, ya saben cómo sigue.

Con lo fácil que sería utilizar esas mismas viñetas para explicar a las nuevas generaciones problemas enquistados como el racismo, el sexismo o la violencia. No solo por lo que se lee en los tebeos. Sino por aquello que no se ve. El contexto. Serviría para ahondar en los periodos históricos en los que se dibujó ese tebeo o se escribió cierto libro. De lo contrario, díganme cuántas películas, canciones, series, novelas o tebeos pasarían los filtros de la absurda corrección actual. Y añadan estatuas y pinturas en ello. No olvidemos que ya se han censurado algunas.

Publicidad

Porque lo de Astérix y su racismo es solo la punta del iceberg. Un titular más. Canadá es solo un país que, como todos, tiene vergüenzas escondidas en los rincones de su historia. Y cree, como otros, que quemando tebeos y libros contentará a los descendientes de los nativos cuyos antepasados fueron explotados y exterminados. Con eso, ya estará todo olvidado. Colorín colorado el problema se ha acabado. Pero no. Viviremos futuros capítulos tan absurdos como este o más. Porque el problema no es el color de la piel, sino lo fina que la tienen algunos. Pena que el druida Panorámix no tenga una pócima para poder defendernos de tanto imbécil y dictador de lo políticamente correcto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad