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Marginalias

Urtasun, el colonizador

Domingo, 12 de mayo 2024, 23:53

Inició su andadura ministerial amenazándonos con descolonizar los museos y de ahí pasó a una cruzada personal contra la fiesta taurina. A esa batalla le ... ha seguido ahora la que está dispuesto a librar contra la violencia de género en el sector audiovisual y cultural. A Ernest Urtasun le correspondía, como competencia de su Departamento, la gestión de la tauromaquia, pero erigirse en defensor de los toros es meterse en el terreno del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, que a su vez ya cuenta con una colorista Dirección General de Derechos de los Animales. En realidad Urtasun, más que asumir la gestión del arte taurino, lo que ha hecho es luchar contra éste y aligerar su cartera, o, dicho de un modo menos sutil, quitarse trabajo en nombre del reino animal. En cuanto a la cultura y a las artes audiovisuales como parte de ésta, se hallan ciertamente dentro de su negociado, pero ponerse a perseguir en dichas áreas la violencia de género es meterse de nuevo en un terreno ajeno como es el del Ministerio de Igualdad. De este modo, lo que estaría haciendo el gran detractor de las colonizaciones sería ni más ni menos que colonizar -valga la paradoja- otros departamentos que exceden a las responsabilidades del suyo.

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Podrá alegarse, en favor de las extemporáneas intrusiones de este alma inquieta en las parcelas ministeriales de sus colegas, que todo es cultura; que hay, en efecto, una cultura de la solidaridad con la fauna planetaria y otra del respeto a la mujer. Pero, por esa regla, Urtasun, el colonizador, podría mañana emprender una guerra contra el crimen organizado que afecta a la novela negra metiéndose en las competencias del ministro de Interior o contra las altas tarifas ferroviarias de las que resiente la literatura de viajes y que competen al titular de Transportes; una guerra contra la guerra de Ucrania en nombre de la cultura y del arte de la paz que le pisaría el callo a la ministra de Defensa. Como podrían esos ministros meterse en el terreno de Urtasun y prohibir las novelas policíacas, la música en los trenes o el cine bélico. Se ha dicho que el Gobierno ha colonizado las instituciones. Ahora Urtasun está colonizando al propio Gobierno.

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