El Guggenheim y el Bellas Artes doblan este verano la afluencia de público respecto a 2020

Las cifras son esperanzadoras aunque muy lejanas a la situación anterior a la irrupción del coronavirus. Entre junio y agosto de 2019, el Guggenheim recibió el doble de personas (413.316), y en el Bellas Artes ocurrió lo mismo (63.847). Era otro mundo, muy distinto al presente. Ahora no hay más alternativa que adaptarse y aprovechar al máximo las bazas que no se han perdido. «Lo más importante es contar con la fidelidad del público. Eso marca la diferencia», recalcan fuentes de las dos instituciones. La lealtad cotiza muy alto y, en ese sentido, estos museos no pueden quejarse.

«Valoramos de forma muy positiva los datos. La afluencia ha ido al compás de las restricciones. En cuanto se podía, la gente venía», apuntan desde el Guggenheim. Incluso han recibido visitas que venían de Estados Unidos y Canadá. Apenas un 3% del total, pero al menos se demuestra que ya hay quienes se lanzan a la llamada 'nueva normalidad' sin miedo a emprender un vuelo transoceánico. Como todos los grandes centros artísticos del mundo, ya sea el Louvre o la Galería Uffizi, el coloso de titanio vive del turismo extranjero y hasta la pandemia contaba con más de un 70% de visitantes internacionales. Este verano el flujo foráneo se ha quedado en el 49% (en 2020 fue el 45%) con mayoría de franceses, seguidos con mucha diferencia de holandeses y alemanes.

Además de recuperarse progresivamente la movilidad entre países, en el interior de España también han aumentado los desplazamientos. Algo que se ha notado este verano en las taquillas. El 43% de los que cruzaban la puerta del Guggenheim venía de otras comunidades autónomas y en el Bellas Artes llegaba al 33,5%. Con catalanes y madrileños liderando el ranking en ambos museos, los porcentajes son llamativamente superiores a las temporadas prepandémicas. No resulta descabellado imaginar que, entre otras cosas, la ola de calor que sufrió la mayor parte de España haya animado a decantarse por Euskadi. «Todo influye, claro. Siempre hay muchos elementos a tener en cuenta. Nunca se sabe la respuesta que vamos a tener del público y ahora esa incertidumbre es mayor en todos los sentidos», reflexionan desde el Bellas Artes.

En el museo del parque se han redoblado los esfuerzos para diversificar la oferta (con itinerarios urbanos y travesías fluviales, por ejemplo, para contextualizar la obra del pintor Luis Paret en Bilbao) y también se ha cuidado al máximo la atención a cada visitante. «¡Cuenta cada persona! Ese es el lema. Cada uno cuenta y merece toda la atención. No son tiempos de batir récords. Hay que tener otro enfoque. Debemos perfilar una oferta que llegue a todos nuestros públicos en este marco de pandemia. Las exposiciones, los talleres, los encuentros, las actividades con escolares... Todo eso forma parte de nuestras señas de identidad. Estamos satisfechos con el balance del verano, dadas las circunstancias, pero hay que seguir trabajando muy duro», advierten en el Bellas Artes. En su caso, al igual que el Guggenheim, el mes más boyante ha sido agosto.

Entonces los días eran grises y lluviosos pero en la salas expositivas se veía a mucha gente encantada de la vida, ya fuera disfrutando de 'Los locos años veinte' en el Guggenheim o de la obra de Remigio Mendiburu en el Bellas Artes. El edificio de Gehry acogió durante esas cuatro semanas 106.613 visitantes y el museo del parque alcanzó 14.925.

Olvidadas las muestras 'blockbuster', desmesuradas y extremadamente caras, que tardarán mucho en volver, si es que vuelven, ahora se apuesta por la singularidad y el primor en la oferta. Se miman los detalles y en esa línea el Museo Balenciaga de Getaria marca estilo. Lo lleva en su ADN. Es único en su especialidad y en su décimo aniversario ha logrado lo que parecía imposible: en estos tres últimos meses ha rebasado la cifra de visitantes de antes de la pandemia en un 13%.

Un total de 27.285 personas se ha acercado al centro guipuzcoano, en su mayoría españoles (71%), con una afluencia importante de vascos (31,5%), por delante de madrileños y catalanes. Entre los extranjeros, los franceses como siempre se han impuesto (60%) en número a los holandeses, alemanes y estadounidenses. «No tenemos la envergadura de otras entidades, pero con nuestras dimensiones y objetivos hay razones para sentirnos orgullosos», subrayan en el Museo Balenciaga. Allí no dan puntada sin hilo.