El gran festival vasco 'made in USA'
Capital de Idaho. ·
El Jaialdi ubicado en Boise, que ambiciona atraer a 40.000 personas, celebra su octava edición a partir del martes con una oferta que incluye a Gatibu y herri kirolakEl Jaialdi de la ciudad de Boise, capital de Idaho, nació como órdago en 1987 y estaba destinado a triunfar. Ya en su primera edición ... consiguió atraer a 30.000 personas y se convirtió en el festival vasco más multitudinario de la diáspora en EE UU. El detonante fue un proyecto de Jokin Intxausti Larrauri, representante del Gobierno vasco en el exterior, que no llegó a verlo al fallecer prematura y repentinamente en 1986. Era un hombre que soñaba con visibilizar en Norteamérica la cultura euskaldun.
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Al año siguiente de su muerte, gracias al empeño de Albert Erquiaga y Geraldine Achurra, delegados de las North American Basque Organizations (NABO), que contaron con el respaldo del Ejecutivo vasco y las instituciones locales de Boise, salió adelante el primer Jaialdi de la mano de un voluntariado masivo en sintonía con el espíritu 'auzolana'. Más de 500 vasco-estadounidenses arrimaron el hombro para hacer realidad un festival que rendía tributo a los antepasados que emigraron para ganarse la vida, principalmente como pastores de ovejas, y mantenía vivo el sentimiento de pertenencia. Desde entonces se repite cada cinco años, con la única interrupción de 2020 por la pandemia.
A partir del martes y hasta el 3 de agosto, se retomará con una red importante de patrocinios corporativos (con entidades como Alaska Airlines y Swire Coca-Cola), ingresos por venta de entradas y el triple apoyo del Gobierno vasco, el estado de Idaho y la ciudad de Boise. También destaca la gestión y trabajo a pie de calle de 1.000 voluntarios. El Jaialdi generó en 2015, según la Boise Convention & Visitors Bureau (BCVB), un impacto económico de 4,3 millones de dólares en Idaho con la asistencia de 30.000 personas. Ahora se espera superarlo y, en el mejor de los casos, acercarse a los 40.000.
Llegará gente de medio mundo gracias a la canalización de las Euskal Etxeak repartidas por Norteamérica, Europa, Oceanía y Latinoamérica. ¿Y qué ofrecerá esa octava edición del festival? Muy sencillo: música y gastronomía típicas de Euskadi, exhibiciones deportivas, un simposio cultural con especialistas de diversas universidades, sin que falte la presencia del lehendakari, Imanol Pradales, y de Ibone Bengoetxea, vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Políticas Lingüísticas. Las actividades al aire libre serán gratuitas, mientras que los eventos en recintos cerrados requerirán entrada. El precio medio es de 30 dólares.
Entre los artistas invitados, destacan Gatibu y el trikitilari Xabi Aburruzaga, sin que falten los herri kirolak con campeones de la talla de Aitzol Atutxa y Nerea Egurrola. El Gobierno vasco les pagará el viaje, alojamiento y manutención. Nadie cobrará por actuación.«Nos hace ilusión vivir esta experiencia con la diáspora, más todavía porque estamos en nuestra gira de despedida y todo emociona más», certifica Gaizka Salazar, batería de Gatibu. El trío actuará como cabeza de cartel en el Idaho Central Arena y pondrá el colofón con una actuación gratuita en el Basque Block (Manzana vasca). Se trata de un espacio de aproximadamente 12.542 metros cuadrados, que luce lauburus en el pavimento y acoge un museo dedicado a Euskal Herria, la Euskal Etxea y la Boiseko Ikastola.
Presencia muy minoritaria
En la capital de Idaho la comunidad de origen vasco ronda las 16.000 personas, es decir, apenas un 7% de la población. Pero es una minoría muy reivindicativa que se resiste a romper lazos con su pasado. «Aquí se puede jugar a pelota y al mus, aprender a tocar el txistu y bailar. Yo entré en los Boiseko Gazteak y ahora actúo con los Oinkari Basque Dancers», destaca Lael Uberuaga-Rodgers, bisnieta de vascos de Ispaster y Munitibar que llegaron a Estados Unidos a principios del siglo XX.
Uberuaga-Rodgers tiene 38 años, trabaja en una empresa de software de gestión de red y ejerce de responsable de marketing del Jaialdi «por puro amor a mis raíces». En Euskadi tiene primos lejanos a los que conoce poco, pero no le importa. La fraternidad vasca la ejerce en Estados Unidos, «porque debemos perpetuar las tradiciones y costumbres que hemos heredado». Un sentimiento que comparte Tabitha Arbillaga, directora de los Elko Ariñak Dancers, integrado por bailarines de entre 15 y 45 años, que viven en la localidad de Elko (Nevada), a más de 300 kilómetros de Boise.
«Mi abuela, que es de Arteaga, llegó a Estados Unidos en los años 60 y, entre otras cosas, impulsó el grupo de danza del que soy responsable», detalla Arbillaga, que una vez más no se perderá el Jaialdi. «¿En qué medida nos afecta el Gobierno de Trump? Bueno, la verdad es que nosotros vivimos en una burbuja, al menos en Elko. Estamos rodeados de montañas, tenemos una reserva nativoamericana y siempre ha venido gente de todas partes a trabajar en las minas de oro».
Su abuela trabajó durante 50 años en un restaurante vasco, frecuentado por mexicanos, que también son muy activos con sus grupos folclóricos. «La cultura se puede compartir y disfrutar entre todos, la convivencia siempre ha sido muy enriquecedora». Tiene 30 años, las ideas claras y la fuerza de voluntad de su amama, «que me ha criado y sigue ayudándome en todo lo que puede».
Mujeres de fuste también habrá en el Jaialdi delante del público. Una de ellas será Nerea Egurrola, que deslumbrará con txingas de 35 kilos y cortando troncos con la sierra. «Ya sé que hará mucho calor (cerca de 40 grados), pero la exhibición será en un recinto cerrado, así que... ¡menos mal!», confiesa con humor Egurrola. Las entradas para la Sports Night, con un aforo de más de 5.000 localidades, ya se han agotado y en la reventa llegan a los 300 dólares . La afición no tiene límites en Boise.
Calentando motores en la costa oeste con un circuito de 17 días
. La agencia Urdaibai Travel, con sede en Gernika, ha diseñado una expedición exclusiva para vivir el Jaialdi de de Boise que incluye un circuito de 17 días (19 julio-4 de agosto) por la costa oeste de Estados Unidos. Nada menos que 100 personas se han apuntado para aprovechar la oportunidad. «Salvo una chica de Almería, que viene con una amiga vasca, todos los demás son euskaldunes, la inmensa mayoría jubilados, y en algunos casos con familiares en Estados Unidos», detalla Iñigo Landa Soto, uno de los guías del viaje, en conversación telefónica desde California, antes partir a Yosemite.
Desde San Francisco hasta Salt Lake City, pasando por Las Vegas, tienen previsto hacer parada en ocho parques nacionales y estatales, para luego disfrutar durante cuatro jornadas del ambiente del Jaialdi. Las plazas se agotaron hace nueve meses «y la gente lo está pasando genial». El precio del viaje en una habitación doble es de 6.220 euros. En la indivual asciende a 7.470, mientras que en la triple no supera los 6.020 euros.
El importe incluye el vuelo, 15 noches de hotel con desayuno, ocho almuerzos, una cena y las excursiones. «Todo se empieza a organizar casi dos años antes. De hecho, ya estamos tomando nota para la siguiente edición. Somos una agencia joven con mucha ilusión», recalca Landa Soto.
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