La fiesta de los amantes del teatro
Pabellón 6 muestra la vitalidad del tejido amateur en un certamen que reúne a siete compañías y escuelas
Las compañías que actúan este mes en Pabellón 6 –desde este viernes hasta el día 23– han llegado hasta aquí por muy distintos caminos. Los ... alumnos de cuarto de la BAI de Barakaldo están «a mes y medio de saltar al abismo» del ejercicio profesional. Otros se aficionaron poco a poco y algunos, como los vecinos de Güeñes que se movilizaron contra una planta de biomasa, nunca pensaron que el teatro formaría parte de sus vidas. No se conocen entre sí, pero en cuanto pisan el escenario la energía fluye. «Es un descubrimiento ese sexto sentido que desarrollas en escena, esa parte de ti que sale», afirma Unai Baiges, director de Sin Remilgos, que ha adaptado la lectura dramatizada de 'La Ilíada' de Alessandro Baricco. «Un actor es un actor y siempre quiere estar bien, se intenta superar. La diferencia es el tiempo que le dedicas».
Él se mueve en el mundo profesional, donde priman «los resultados», pero en el amateur se pueden permitir el lujo de parar el reloj. Cuando la agrupación Güeñes Bizia se planteó llevar a escena su lucha contra la planta Glefaran por sus emisiones de ruido, humo y ceniza, Nerea Rapp dijo: «Vamos a hacerlo con calidad». Siempre le ha gustado escribir y dedicó un año a 'Güeñeovejuna', una sátira «con muchos datos reales» y guiños a Lope de Vega. Reunieron a 17 personas y necesitaron otro año de ensayos. Sábados y domingos, a veces «de cuatro a nueve». Inés, profesora jubilada, cambió los papeles con Jon Ander, que fue su alumno y estudia teatro en la BAI. «Ahora es él quien me enseña». El estreno llenó el teatro de Zalla, «con cuatrocientas y pico butacas. La gente nos decía: ¡Se nota que hay mucho curro detrás! Aquel día acabamos llorando, nosotros y algunos espectadores».
La planta de biomasa cerró a principios de este año. El grupo sigue haciendo bolos y ya piensa en otros montajes «reivindicativos, siempre con trasfondo social». En Ortuella vivieron un encuentro «muy bonito» con Juego de Damas, la compañía de Muskiz que ha participado en 'Cuerdas', de Estíbaliz Urresola. «Hicimos unos talleres, no tenía un guion cerrado y quería naturalidad», recuerda Maite Zuazola. «Tuvimos que demostrar capacidad de improvisación».

El teatro es «un camino de ida y vuelta» para Carmen Reoyo, directora de Juego de Damas. Empezó a los 18 años, ejerció como profesional y después se encaminó a la docencia. «He dado clase a adolescentes y a jubilados que quieren hacer algo con su tiempo que no sea lo típico», explica. «Es muy enriquecedor». Hace treinta años la llamaron para impartir un taller en Muskiz y así surgió la compañía. La más veterana es Lucía Tueros, que a sus 84 años actuará este fin de semana en el cabaret 'Martina's Palace'. Después de 'Cuerdas', hizo de «vecina cotilla» junto a Begoña Suárez en '20.000 especies de abejas'».
Jon Ander Ganboa también le saca chispas a su jubilación. Aprovechó para subirse al tren que siempre había visto pasar, como espectador asiduo y padre de la actriz Olatz Ganboa. En cuanto pudo, le dijo a su hija: «Olatz, búscame algo porque tengo que hacer teatro». Tras un año de clases en Kabia se unió a la compañía Kaleka de Sopela, dirigida por Javier Liñera y Aitor Pérez. Con 'Brumas vespertinas', inspirada en 'Entre tinieblas' de Almodóvar, ganaron premios en el festival de Alegria-Dulantzi y ahora se atreven con 'Todo el tiempo del mundo', de Pablo Messiez. «¡Con estos directores no hay manera de hacer 'Eloísa está debajo de un almendro!'», se ríe. No imaginaba que llegaría a compartir escenario con su hija Olatz, pero lo hizo «y disfrutamos muchísimo». Se lucieron juntos en '¿Me dejas darle el biberón?', una pieza breve de Patxo Telleria que ganó el concurso organizado en Pabellón 6.

Momentos como estos enganchan al teatro, un arte que solo se puede amar sin medida. «Nunca me siento más viva que cuanto estoy en escena, rozo con los dedos algo mágico», dice Ana Molina, que interpreta a Kiki de Montparnasse en 'El violín desafinado de Ingres'. Esta obra de Nani de Julián nunca se había llevado a escena. Nexoteatro la estrena esta semana en el Campos Elíseos (hoy y mañana) y la que viene la llevará a Pabellón 6. Uno de sus compañeros, Alex de la Peña, lleva en esto toda la vida, desde que con once años dijo en casa: «¡Mamá, por favor, teatro! Es una parte muy importante de mí. Tuve tres años maravillosos y aquí sigo, aunque también voy a hacer oposiciones», cuenta.
Él no se identifica con la «etiqueta» de amateur, que abarca perfiles heterogéneos. Los alumnos de la BAI vuelcan todo lo aprendido en 'Ver para creer', versiones libres de textos de Cervantes y Darío Fo contadas por un juglar. Los jóvenes de Sin Remilgos, vinculada a la escuela Utopian, también pisan fuerte aunque estudien Físicas o Ingeniería Informática. Ethan Cajigas –«a mi padre le encanta Ethan Hawke»– se plantó después de Selectividad para apostarlo todo a la interpretación, «lo que me hace más feliz». Con más o menos tablas y ambiciones, todos asumen un reto personal y vibran cuando se apagan las luces. Lo suyo con el teatro es pura pasión, una fiesta a la que el público está invitado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.