Los fieles de Pabellón 6 y La Fundición, frente «a un público en general asustado»
Pabellón 6 y La Fundición también han culminado un mes de julio insólito. Al igual que el Euskalduna, ellos tampoco se habían lanzado nunca a ... la piscina en esas fechas. «Pero había que hacerlo, sin dudar. Teníamos que reencontrarnos con la gente». Es el mantra en estas dos salas bilbaínas, que sin aspavientos ni grandes presupuestos hace tiempo que se han convertido en el bastión de un público cómplice y muy militante. Aficionados que en las últimas semanas no les han dado la espalda.
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Con aforos restringidos de 75 y 40 butacas, Pabellón 6 y La Fundición han ofrecido una programación que ha sido bien recibida. Las representaciones de 'Hoy, última función' y 'Ramper', en el primer caso, y de 'Atx Teatroa' y 'Serenity Suite', en el segundo, son las que han arrancado más aplausos. El 'boca a oreja' entre los aficionados, como siempre, ha contribuido a correr la voz y los más entusiastas no han faltado a su cita. «Se nota que había ganas de volver a ciertas rutinas. Y también de probar otras cosas. Lo digo porque he visto a jóvenes y gente mayor que venían por primera vez. No sé si se mantendrá la tendencia pero en julio hemos ampliado nuestro radio de acción», se alegra Luque Tagua, director de la Fundición.
Las caras nuevas entre el público también han llamado la atención en Pabellón 6, así como el civismo a la hora de acatar los protocolos para evitar el contagio del Covid-19. ¿Entonces todo son alegrías en el balance de julio? Pues no. Ramón Barea, inspiración y motor de la sala de Zorrozaurre, recalca un dato preocupante: «Quienes vienen ahora son principalmente los aficionados más involucrados. Un círculo limitado, que ahora se apunta a todo. Pero el público en general tiene miedo a venir a los teatros. Tenemos aforos limitados y, si programamos varios días, no llenamos».
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