La fábula del camarero que mató a Franco

Fue el veterano actor durangués, que empezó en Geroa y tiene más de cuarenta años de trayectoria, quien propuso abordar este proyecto. Durante el confinamiento profundizó en la obra del autor de 'El laberinto mágico', las seis novelas sobre la Guerra Civil que llevó a escena el Centro Dramático Nacional. Esta producción consiguió varios premios en la Academia China de Teatro, uno de ellos para Torregrosa. «Me parece que Max Aub debería estar más presente en nuestra vida», afirma. Nacido en París, hijo de padre alemán y madre francesa, fue español por su propia voluntad. Llegó a Valencia al empezar la Primera Guerra Mundial, con once años, y suya es la célebre frase de que «uno es de donde ha hecho el Bachillerato».

Exiliado en México, el escritor frecuentaba las tertulias que con tanta ironía refleja en su relato. Torregrosa pensó que en el texto «podía haber un buen espectáculo» y contactó con José Ramón Fernández, que ya había realizado la versión de 'El laberinto mágico'. También con la directora, Laura Ortega, ha trabajado en varias ocasiones. Lo que es nuevo para el actor, que ha brillado en papeles como el del pedagogo Janusz Kòrczak en 'El último tren a Treblinka', es enfrentarse al público en solitario, «un poco más desnudo que en otras obras».

Interpreta a un hombre que, «ya en el ocaso de su vida», se sienta en un café y recuerda «su propia gesta, un acto heroico que quedó sin recompensa y tampoco solucionó sus problemas». En la obra hay mucho humor -algo que a Max Aub no le quitaron los campos de prisioneros ni el exilio- pero también nostalgia y «esa mirada tan interesante del autor. No le gustaba la palabra exiliado, decía que era un desterrado porque se llevó parte de su tierra. Fue muy crítico con todos y es una de las razones por las que ninguno de los dos bandos se ha hecho dueño de su nombre».

Para la directora, Laura Ortega, «lo interesante es mostrar el viaje emocional del personaje de forma honesta», solo con lo necesario para apoyar la fuerza de sus palabras. El escenario recrea un café con ocho mesas y el suelo cubierto de serrín, «como en los bares de antaño». El público le rodea y le acompaña, «como si se tomara un café con él» con la obligada distancia. «Al igual que otros grandes escritores, Max Aub es capaz de brindar con humor algo que te raspa por dentro» y plantear varios temas a la vez en el «delirante» relato de Ignacio Jurado Martínez. La confusión entre verdad y mentira, el arte de charlar «ahora que no lo hacemos y pedimos café para llevar» y la tentación «de echar la culpa a los demás de nuestros problemas en lugar de mirar hacia dentro». La obra se estrenó en febrero en Durango, donde nació Torregrosa. Tiene una casa en Soria, «a medio camino entre Durango y Madrid», adonde escapa «cuando tengo tiempo, para que la cabeza vuelva a su sitio».