Euskadi estrena un convenio de artes escénicas «para combatir la precariedad»
Solo afecta a la contratación de intérpretes e incluye un «suelo salarial» que se actualiza con el IPC
Los intérpretes vascos de artes escénicas están de estreno, pero esta vez no se trata de un espectáculo. Han firmado su primer convenio, tomando como ... referencia los existentes en Cataluña, Madrid, Galicia o Valencia. Se cumple así una vieja aspiración del gremio con el objetivo de «luchar contra la precariedad» y poner un suelo más firme en los escenarios, como freno «al intrusismo y las malas prácticas».
El convenio se ha publicado este jueves en el Boletín Oficial del País Vasco y afecta a todos los contratos a partir del 23 de abril, la fecha en que se firmó. Abarca el teatro, la danza y el circo, tanto de sala como de calle. Según datos del Observatorio de la Cultura, afectará a un millar de trabajadores y, además de a las empresas, a los autónomos que contratan interpretes, que son el 60% del sector escénico vasco. Deben darles de alta en la Seguridad Social desde el primer día de ensayos.
El documento tiene dos años de vigencia y ha sido suscrito por Eskena y Besteok como patronal, la Unión de Actores Vascos (EAB), ELA, CC OO, UGT y LAB. «Es muy importante remitirse a un documento consensuado para defenderte frente a cualquier invasión», afirma el actor Ramón Ibarra, que se ha implicado en la última fase del proceso. Cuenta que los profesionales llevan «20 años detrás de este tema, pero se ha ido retrasando por los vaivenes» del sector, cuya estructura ha cambiado. «Se ha pasado de grandes compañías a entidades pequeñas o artistas que se unen para sacar un espectáculo a la calle»..
Hasta ahora «se tomaban como referencia otros convenios, pero no había obligatoriedad. Lo único que obligaba a las compañías de Eskena era un acuerdo de 2014 con la Unión de Actores Vascos que fijó una cuestiones mínimas», explica la gerente de la agrupación mayoritaria de productoras, Amaia Ibáñez. En un panorama de incertidumbre, «este acuerdo es una apuesta para dignificar la profesión y reivindicar que las artes escénicas también son un sector de actividad económica».
Del ensayo a la gira
El principal escollo de las negociaciones ha sido el compromiso de actualización de los salarios con el IPC, finalmente garantizado. Las tablas que incorpora el documento fijan «el suelo salarial» que no se puede rebajar en ningún caso: 205 euros por función para el protagonista de obras para adultos, 164 para público familiar. En contratos de trabajo continuados, el mínimo garantizado es de 1.300 euros o 1.260 al mes, respectivamente.
Las cantidades «son bastante justitas», asume Ramón Ibarra. «La parte social ha cedido para que se firme el convenio, y a cambio se recoge la actualización en base al IPC». En su opinión, el documento «no está desmadrado ni se ha quedado corto, es bastante realista y con la experiencia se irá ajustando más a la realidad. Los de mi generación hemos pasado por el calvario de ser empresa y sabemos lo que es».
El convenio detalla las condiciones laborales desde los ensayos a las giras, como si descorriera un telón para mostrar lo que el público no ve. Se consolidan prácticas que ya se estaban llevando a cabo. Los pactos de exclusividad o dedicación plena, el periodo de prueba, dietas, descansos y bajas, con mención expresa del embarazo. Ibarra destaca una de las cláusulas que habla de la «precariedad» de este oficio. «El actor tiende a ir donde más le pagan y a veces se abandonan espectáculos, las productoras han incluido sanciones por este motivo». También hay otras cautelas. Se especifica que los actores no están obligados a realizar funciones administrativas o técnicas ni a conducir. Y pueden negarse a interpretar un papel que haya sido recortado o modificado «esencialmente».
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