Aste Nagusia: declive cultural
La comparación con lo que programan en sus fiestas otras ciudades con mayor dinamismo social nos deja en mal lugar
Molesta escucharlo, pero no se puede por menos que reconocer el declive cualitativo en la oferta cultural de la Aste Nagusia, otrora una semana de ... prestigio para el teatro, la música y, por supuesto, los toros. Claro que se entiende el carácter eminentemente popular de unas fiestas donde la sofisticación cultural no es objetivo primordial o estratégico, pero la simple comparación con lo que programan en sus fiestas otras ciudades con mayor dinamismo social nos deja en mal lugar.
Hace ya tiempo que Bilbao abrazó a la cultura como una seña de identidad, con la renovación metropolitana y con el Guggenheim a la cabeza, algo que le valió escalar en los últimos años a una posición privilegiada entre las tres principales ciudades españolas en lo que se refiere a la oferta cultural. Pero esto contrasta sorprendentemente con lo que acontece en la Aste Nagusia, donde la orientación de la programación teatral es exclusivamente comercial, de muy dudosa calidad, decantada por reposiciones y musicales, ajena a las mejores producciones escénicas del estado y febrilmente volcada en la escena local, eso sí, sin el obligado filtro cualitativo.
Recuérdese que Bilbao y sus fiestas eran hasta no hace mucho «la piedra de toque» para el inicio de las mejores giras de las nuevas producciones teatrales, un recuerdo que ahora solo produce nostalgia. Otro tanto pasa con la oferta musical, quizás menoscabada por los problemas generados antaño en la Plaza Nueva y en Botica Vieja o, si no, porque el Ayuntamiento solo parece querer «tirar la casa por la ventana» en el BBK Live. Y no digamos nada de las Corridas Generales, reducidas este año por desafección política, cuando en las mismas fechas la feria de Málaga celebra seis corridas, otra de rejones y una novillada. Gusten o no los toros o se esté a favor o en contra del espectáculo taurino, esta decadencia es similar a la del teatro o a la de la música en la Aste Nagusia. Hace ya algunos años el arquitecto municipal Elías Mas dijo que «la cultura es ciudad y la ciudad es cultura». Pues sí, pero no tanto en la Aste Nagusia.
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