Cristina Iglesias: «Estaré entre Chillida y Oteiza, pero invisible desde la bahía»
La artista adelanta algunas características de su proyecto para la isla de Santa Clara en San Sebastián. «Es la obra más importante de mi carrera»
«Estaré entre Chilida y Oteiza, pero invisible desde la bahía. Es una obra interior». Así explicó la escultora donostiarra Cristina Iglesias la nula afección ... paisajística de su proyecto para la isla de Santa Clara durante la conferencia que ofreció ayer en el Palacio Miramar de Donostia, en el marco de la I Bienal de Arquitectura MUGAK.
El proyecto de Iglesias (Donostia, 1956) consistirá en la instalación de un gran vaso de bronce en el interior vaciado del edificio del faro y en la instalación de una pasarela traslúcida o transparente que permitirá al visitante combinar la contemplación de la pieza desde distintas perspectivas. Con el agua como protagonista, el trabajo de Iglesias jugará también con la percepción del espectador mediante un ejercicio de ilusionismo que combinará la profundidad de la obra con la frecuencia de pleamares y bajamares. Se trata, en suma, de «la obra más importante de mi carrera», en palabras de la artista y, a la vez, una evolución natural de su trayectoria.
Del interés que despierta el anunciado proyecto artístico de la creadora donostiarra dio cuenta un público expectante que llenó la sala Julio Caro Baroja del Palacio donostiarra y que inquirió a la artista con una amplia batería de preguntas al término de su intervención. De la presentación se encargó la directora de Azkuna Zentroa, Lourdes Fernández.
Bronce oxidado
Recién llegada de Nueva York, donde ha asistido a la inauguración de la muestra monográfica sobre su obra, Iglesias se mostró reservada en cuanto a la escultura en la que aún se encuentra trabajando, pero ofreció las suficientes pistas mediante un acercamiento oblicuo al proyecto. Antes que mostrar, prefirió explicar y en este sentido recalcó, como ya había hecho antes, que la obra no afectará al aspecto exterior del faro, que no alterará el entorno natural de la isla de Santa Clara, que la idea no consiste en horadar desde el faro y en vertical la roca de la isla y que, más que una evolución en su trayectoria, se trata de un desarrollo de la misma.
La casa del faro se encuentra en la actualidad dividida en dos plantas habilitadas como vivienda. La propuesta de Cristina Iglesias pasa por acometer una transformación radical de su interior, de forma que el espacio quede liberado para acoger el gran vaso de bronce y las pasarelas, así como algún otro elemento en suspensión.
Es quizás en su trabajo en Toledo donde se encuentra el antecedente más próximo estéticamente a lo que planea realizar en Santa Clara: un vaso en bronce -es decir, en verde, que es el color que adquiere este metal cuando se oxida- con motivos vegetales o rocosos, a imitación de un fondo marino.
«Es una reflexión sobre la línea que separa lo natural de lo artificial»
Iglesias trabaja con Alfa Arte de Eibar para la realización de esta obra, cuya finalización se prevé para verano de 2019. De las declaraciones de la artista también se filtró que el proyecto -para cuya realización el Ayuntamiento donostiarra ya ha consignado una partida de un millón de euros-, consta de un lucernario y de un sistema de iluminación nocturna, además de algún tipo de dispositivo de audio.
Será, como está en la intención de todas las de Iglesias, «una obra que nos conmueva, pero que nos haga también mirar de otra manera aquello que ya conocemos», además de «una reflexión sobre la línea que separa lo natural de lo artificial». Y también -como otras suyas- una pieza con un calado político en la medida en que reivindicará la preservación de la naturaleza, en este caso concreto, de los mares. «Creo en la capacidad del arte para hablarnos del planeta y de mostrarnos a nosotros mismos», señaló Iglesias.
De momento se encuentra inmersa en la resolución de los problemas técnicos que ofrece la obra, en estrecha colaboración con arquitectos e ingenieros.
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