«No podemos escribir mirando de reojo al cine, son dos lenguajes diferentes»
'Los últimos románticos' será su primera novela en saltar del papel a la gran pantalla bajo la dirección del bilbaíno David Pérez Sañudo
Judith Romero
Jueves, 30 de septiembre 2021, 23:58
Las productoras La Claqueta e Irusoin adquirieron los derechos para adaptar al cine 'Los últimos románticos' (Seix Barral, 2020), la última novela de Txani Rodríguez ( ... Llodio, 1977). La dirección también tendrá sabor local ya que recaerá sobre el bilbaíno David Pérez Sañudo, galardonado con tres Goyas por 'Ane'. Con el rodaje previsto para finales de 2022 y el estreno para 2023, Rodríguez, colaboradora de EL CORREO, se declara ilusionada con la primera adaptación de una de sus novelas.
- ¿Cómo está viviendo la transformación de 'Los últimos románticos' en una película?
- Me siento halagada al ver cuánta gente con tanto talento se está reuniendo alrededor de esta historia que escribí en mi casa de Llodio. Empezó de forma curiosa porque, en cierto modo, todo partió de un tweet de nuestro compañero Oskar Belategui. Dijo que la novela era muy buena y que si fuera productor compraría los derechos, con tan buena suerte para mí que lo vio Olmo Figueredo, productor de La Claqueta. Fue una carambola de esas que si intentas hacer no suceden.
- ¿Ver sus novelas en el cine es una fantasía recurrente entre los escritores? ¿Lo era para usted?
- No lo contemplaba en absoluto, mi objetivo era publicar la novela para que la gente la leyera. El audiovisual ni lo contemplaba. No creo que 'Los últimos románticos' sea la novela más arquetípica para adaptar al cine. No es de acción ni suceden cosas todo el tiempo. Pienso que los escritores no podemos estar haciendo literatura mirando de reojo al cine porque son dos lenguajes distintos. Pueden ser complementarios pero apelan a una atención diferente por parte de los lectores.
- Sin embargo, puede tener resonancias con 'Ane', también dirigida por Pérez Sañudo.
-Sí, las veo. Hay un ambiente similar. 'Ane' está localizada en Vitoria y esta historia también se localiza en Álava. Es la historia de una mujer trabajadora con sus problemas colectivos e íntimos.
«Confío en la adaptación de Marina Parés, ganadora del último Goya a mejor guion»
en buenas manos
- ¿En qué papelera se inspiró para el libro? ¿Se rodará la película en el entorno de Llodio?
-Mi pareja trabajó un tiempo en una papelera de Artziniega, pero quienes lean el libro pueden identificar que la imagen de los trabajadores en la puerta de la fábrica a los que se une Irune, la protagonista, es la de Tubacex. La tengo muy vista y, aunque me documenté sobre las papeleras para entender cómo funcionaba la cadena de producción en la que está Irune, al final conozco mejor la fábrica de Llodio. Esto es Tubacex, en la zona del río Nervión, pero desconozco si se rodará en la zona ya que no estoy en el proceso de elaborar la película ni el guión.
- ¿Qué opinión le merece la situación industrial y laboral de Llodio?
-Es muy preocupante. Genera impotencia y una sensación extraña de haber vivido esto con anterioridad. Mi padre era obrero de Aceros de Llodio y ya me tocó vivir esa conversión cuando estaba en el instituto. Habrá que confiar y tratar de buscar soluciones para la reactivación industrial de la comarca.
- Escribió la novela antes de que estallara el conflicto de Tubacex. ¿Se verán reflejados en ella sus trabajadores?
-Espero que no porque, por suerte, ellos han recibido un apoyo rotundo del pueblo, la comarca y los vecinos. No les sucede lo mismo a los trabajadores de la empresa de Irune. En el caso de Tubacex ha sido una alegría ver que todavía hay personas que se movilizan por las causas ajenas, pero estamos en un periodo muy individualista.
El sentido de comunidad
- ¿A qué cree que se debe la falta de solidaridad obrera?
-La precariedad es un factor por que, desde el momento en que los sindicatos no aglutinan al porcentaje mayoritario de trabajadores, algo que ocurría antes, el poder de movilización es menor. Ahora muchos trabajan en ETTs y no están sindicalizados. Antes los trabajadores pensaban que estarían toda la vida en la misma fábrica. La identificación con la empresa era tan fuerte que casi formaba parte de la familia. A ello hay que sumarle un cambio de valores y una desestructuración del sentido de comunidad.
- ¿Cree que conseguirá ver reflejada a la Irune que escribió?
- Me dan confianza la producción, la dirección y el guion que está escribiendo también Marina Parés. Que yo trabaje en el guion no es algo que haya estado sobre la mesa y prefiero que lo haga la ganadora del último Goya a mejor guion.
- ¿Todavía quedan románticos que, como Irune, se interesan por el trabajo y el bienestar de los demás?
- Queda gente que se preocupa por los trabajadores de Tubacex sin ser de la empresa. O los vecinos de Amurrio que se han puesto de acuerdo para pedir que no se planten más eucaliptos. En la novela se reivindica el sentido de comunidad. El libro está dedicado a todas las personas que fueron amables conmigo alguna vez, que han sido bastantes.
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