Puy Oria: «Mientras el Ibex-35 sea de hombres, las productoras lo tendremos difícil»

–¿Siguen siendo necesarias las muestras de cines de mujeres?

–Por desgracia, sí. Tendríamos que llegar a un momento en el que una muestra no distinguiera si es de hombres o mujeres.

–¿Es partidaria de cuotas?

–Todavía veo la necesidad de establecerlas hasta el momento en que no sean necesarias. Quisiera que no hicieran falta, pero en el día a día te das cuenta de que, si no existieran, la mujeres no estaríamos colocadas donde tenemos que estar.

–¿Las cosas han cambiado en este terreno desde que usted empezó?

–Han cambiado, pero queda mucho camino por recorrer. Las cosas han cambiado de boquilla, por decirlo de alguna manera. Tenemos mucho que hacer junto a muchos hombres que también lo creen. Y ellos son más de los que creemos, esta transformación no es un trabajo exclusivamente nuestro.

–¿Es más difícil llegar a ser productora que directora?

–Depende cómo definas mujer productora. Hay muchas haciendo la producción para otros, eso no es tan difícil. El problema llega cuando tú eres la que rompe el techo y montas tu empresa y la defiendes en un mundo absolutamente de hombres. Mientras el Ibex-35 sea de hombres, las productoras lo tendremos tan difícil como el resto de mujeres empresarias.

–Quizá haya más chicas que quieran ser directoras que productoras.

–Bueno, yo doy muchas clases a jóvenes y hay bastantes que quieren ser productoras ejecutivas. Otra cosa es dar el golpe y establecer tu propia empresa, ahí ya empieza a haber menos. Culturalmente no se nos ha educado para ello, ni tenemos tanta influencia familiar para decir soy empresaria.

–Ser productora implica mandar sobre un equipo de hombres.

–Absolutamente. Los hombres llevan muchos años teniendo un idioma empresarial propio, meternos es él no es tan fácil.

–¿Cómo acaba siendo productora?

–Empecé desde abajo: fui regidora, ayudante de producción, auxiliar... En un momento dado me pregunté por qué no daba el salto. Soy muy curiosa por naturaleza, quería ver qué pasaba ahí detrás. Montxo me animó en 'Silencio roto' y de eso hace ya veinte años.

–¿Ycómo veía el mundo de los productores, de los Elías Querejeta, Andrés Vicente Gómez, Enrique Cerezo...?

–Lo desconocía por completo. Sabía que ellos hacían las películas, que iban al Ministerio, las vendían...

–Le va la marcha: preside la PIAF (Productoras Independientes Audiovisuales Federadas).

– Es mi forma de ser. Las cosas pasan en muchos sitios y hay que conocerlos: despachos, convenios, festivales... Estar representando a compañeros y unificar voces me sirve para aprender mucho.

–¿El #MeToo ha cambiado el cine español?

–Lo que ha cambiado es que ahora algunos lo van a tener más complicado para actuar en terrenos que no les competían. Nosotras hemos abierto más los ojos y muchos no se van a atrever a actuar como antes.

–¿Había abusos entonces en el cine español?

– Estoy convencida de ello, en el cine español y en la tienda de enfrente. Yo no lo reduzco al cine, lo que pasa es que nosotros somos altavoces. Tengo amigas en muchos sectores y han sufrido como en nuestro negociado, que es más expuesto, más proclive a ese abuso. Somos autónomos, mucho más vulnerables que un funcionario, con todos mis respetos. Y además nos pasamos la vida compitiendo entre nosotros.

–Usted produjo 'No tengas miedo', una cinta sobre los abusos sexuales en el seno de la familia.

–La hicimos sabiendo dónde nos metíamos. Mucha gente nos decía que éramos exagerados, que eso no ocurría. Nueve años después no puede estár más vigente, es una tristeza corroborar lo que pensábamos.

–¿En qué anda metida?

–Hay varios proyectos en desarrollo, a ver qué es lo primero que sale. Y también doy muchos cursos y tengo una consultora audiovisual para devolver lo que he aprendido en estos treinta años.