Crítica de 'Campeonex' (2023): 'Los amigos', sin medalla

En 2018, Javier Fesser dio la campanada con 'Campeones', que tenía las dosis exactas de verdad, complicidad, humor y emoción. Fue un fenómeno más allá de lo cinematográfico, un ejemplo de cómo visualizar y normalizar a personas con distintas discapacidades (o «capacidades diversas»). Por encima o por debajo de sus dificultades y condicionantes, aquel grupo de jóvenes se mostraba descarado, vitalista y divertido. Imposible no cogerles cariño.

Cinco años después, Fesser no se ha resistido a hacer una segunda parte. Y resulta un placer reencontrarse con 'los amigos' y pasar otro rato entre su entusiasmo, sus salidas inesperadas y su visión de nuestro mundo. Todo ello mientras el modesto equipo de baloncesto se transforma azarosamente en uno de atletismo y acaba metido en una competición de un videojuego que mezcla lo real y lo virtual.

La pena es que 'Campeonex' es de esas continuaciones que quedan por debajo de su referente original. A ello contribuye que el deslavazado guion da mucho espacio al personaje de la nueva entrenadora, una chica al parecer gafe (bien interpretada por Elisa Hipólito, hija de los actores Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta) y muchísimo, demasiado tiempo al tramo en que 'los amigos' juegan la final del videojuego, oscurecidos entre las luces y sombras de un pabellón y la espectacularidad artificial de un juego sobre cuyas normas nos tienen que ir informando los 'speakers' de la prueba.

Así, la película desatiende un poquillo a sus protagonistas, algo desdibujados entre chistes simples e imágenes virtuales. Funciona la incorporación de un nuevo personaje, Brianeitor, el jugador de la silla de ruedas, el tono general resulta agradable y 'Campeonex' mantiene los mismos valores que su predecesora, pero no merece la medalla.

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