François Ozon indaga en los lazos familiares más tóxicos

Ozon, que compareció ante la prensa junto a los actores Pierre Lotin, Josiane Balasko, Hélène Vincent y Ludivine Sagnier, explicó que «a veces cometemos errores por omisión. En ocasiones es útil no saber la verdad. He apostado por la inteligencia del espectador» para desarrollar una trama repleta de elipsis.

El realizador francés también evidenció su interés por unos personajes para «los que cuenta más la familia que van creando que la que viene dada por los lazos de sangre». Reconoció que trabajó a fondo en un guion del que finalmente eliminó mucho material, tanto antes de rodar como en la sala de montaje. Y una vez más, Ozon aborda la muerte en sus filmes. Ya lo hizo con el duelo en 'Bajo la arena', que hace veinte años presentó en el Festival. «Me interesa cómo somos capaces de soportar la desaparición de los seres queridos. El trabajo del duelo me parece apasionante».

Ozon, cuya película 'otoñal' se presentaba precisamente el día en el que empezaba esa estación, aseguró que los personajes de las mujeres mayores «están invisibilizadas en el cine y quería darles protagonismo», algo que agradecieron Balasko y Vincent. En el caso del personaje de Vincent, Pierre Lotin explicó que «no tiene noción del bien, ni del mal», aunque sus actos tienden a acabar de la segunda manera y con consecuencias posiblemente funestas.

Ludivine Sagnier, que vuelve a trabajar con Ozon por cuarta vez y veinte años después de la última ocasión, reconoció que su personaje de hija enfadada y en apuros económicos «no provoca una empatía inmediata. ¿Es tóxica? Vale, pero porque viene de un entorno tóxico en un hogar familiar que no es el habitual». Es, en todo caso, «un papel diferente a los que había encarnado hasta ahora».