Borrar
El actor recogió de manos del realizador Juan Antonio Bayona el Premio Donostia. REUTERS
Zinemaldia

Danny DeVito, bajito y peleón

La estrella más pequeña y carismática de Hollywood recoge el Premio Donostia y previene contra la corrección política: «No debemos dejar de hacer algo porque alguien pueda sentirse ofendido»

Sábado, 22 de septiembre 2018

Comenta

Danny de Vito resulta en persona tal como se espera que sea: afable, ingenioso… y muy bajito. Si la vez que fue a Madrid y vio tantas zanjas preguntó si ya habían encontrado el tesoro, en San Sebastián ha reconocido vacilón que solo ha venido «porque se come de maravilla». El popular actor recogió de manos del realizador Juan Antonio Bayona el Premio Donostia por una carrera que empezó hace medio siglo y en la que ha hecho de todo. Porque, a sus 73 años, DeVito no solo es el actor cómico de 'La joya del Nilo' y 'Los gemelos golpean dos veces', sino un director de películas tan brillantes y transgresoras como 'La guerra de los Rose' y 'Tira a mamá del tren', que a los ojos actuales resultan políticamente incorrectas.

«Yo creo que hoy podría hacerlas perfectamente», contradice en una charla con EL CORREO. «La gente está intentando concienciarnos de que no debemos meternos con alguien por su origen o porque tenga algún tipo de incapacidad. Se trata de evitar la xenofobia, de que los niños no piensen que está bien meterse con alguien porque sí. Eso no quita para que en la sátira deban mostrarse los problemas morales, no debemos dejar de hacer algo porque alguien pueda sentirse ofendido. Lo malo es meterte con la gente de forma indiscriminada. Pero en una película puedes reflejar, no sé, a un marido abusador. Porque seguirá habiendo depredadores y víctimas aunque las apartemos de nuestro léxico».

DeVito nació en Neptune, Nueva Jersey, muy cerquita de su amigo Bruce Springsteen. Hace poco le honraron en el estado estableciendo el 'Día de Danny DeVito', que se celebra el 17 de noviembre coincidiendo con su cumpleaños. «Primero me dieron a elegir entre poner mi nombre a una playa o a un banco en el paseo marítimo o tener un busto en un teatro», relata divertido. «No me apetecía que las palomas me cagaran encima, así que me quedé con la playa. Pero después me dijeron que no podía ser, así que ahora se celebra el Día de Danny DeVito. Es un día en el que puedes hacer lo que más te gusta».

Aquel chaval que no salía del cine empezó a trabajar a los 14 años sentando a los niños en las barracas. «No recuerdo por qué me despidió el dueño. Así transcurre la vida, unas veces consigues el trabajo y otras no. Pagas las facturas y tratas de sacar adelante a tu familia. Lo mismo sucede con las películas, en unas ocasiones te dan el papel y en otras no. Lo importante es que no te quedes estancado», aconseja. Trabajó como peluquero en el salón de belleza de su hermana y los 19 años se matriculó en la escuela de arte dramático. Su 1,52 no auguraba precisamente una carrera como galán al uso.

La voz de un yeti

La primera vez que advertimos su presencia fue en 'Alguien voló sobre el nido del cuco', una película clave en el Hollywood de los 70, cuando parecía que el cine adulto iba a ganar la batalla al de puro entretenimiento. «Éramos todos actores de Nueva York, fue una experiencia maravillosa», recuerda. El productor Saul Zaentz y Michael Douglas pusieron 4 millones de dólares porque creían en el proyecto. «Todavía existen personas así, que confían ciegamente en algo porque creen que es importante», alaba. «De vez en cuando te encuentras con películas como 'Slumdog Millionaire' o las de Juan Antonio Bayona, que hace obras visualmente preciosas».

Precisamente la única nominación al Oscar que ha recibido DeVito fue como productor de 'Erin Brockovich' y que deparó la inolvidable imagen del actor comiendo una zanahoria en el patio de butacas: «Había ido sin comer», se excusa. Cuando leyó el guion de 'Reservoir Dogs' quiso conocer a su autor y le prometió que su siguiente película la iba a producir él, hiciera lo que hiciera. «Un año después, Quentin me envió un guion de 150 páginas que ponía 'Pulp Fiction. Borrador definitivo'», explica. «Me dijo que quería a John Travolta. Yo tenía el corte final en el montaje. Y a Quentin le dije que el estudio no podría tocarle su película. En el primer pase con público, una persona se desmayó en la escena de la inyección a Uma Thurman. Y supe que lo habíamos hecho bien», se ríe.

Danny DeVito ha traído a San Sebastián una cinta de animación producida por Warner, 'Smallfoot', en la que pone la voz a un yeti, y acaba de trabajar a las órdenes de su adorado Tim Burton en 'Dumbo', donde da vida a un director de circo. No descarta volver a producir, incluso a Woody Allen. «Depende del guion. Probablemente lo consideraría», observa. A favor del #MeToo -«las mujeres deben ser escuchadas, si tienen algo dentro que les molesta deben sacarlo»-, la estrella más bajita y carismática de Hollywood echa de menos «más política» en un cine que dirija sus dardos contra el presidente Trump: «Estoy a favor de la lucha contra este gobierno. Hay mucha gente haciendo documentales y películas independientes con mensaje sociales, que tratan de arrojar luz y contarnos que vivimos en un sistema roto que no se puede sostener más. Vengo de un país que ha dado la espalda al calentamiento global y a todos los acuerdos. Espero que con las próximas elecciones acabe tanta destrucción».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Danny DeVito, bajito y peleón

Danny DeVito, bajito y peleón