Crítica de 'Señor' (2019): Deseando amar

A veces bastan dos minutos de película para sacar algunas conclusiones. En el caso de 'Señor', de Rohena Gera, un somero repaso a la planificación y puesta en escena de una secuencia preliminar, en la que la protagonista se despide de su familia para tomar un autobús con destino a Bombay, confirma la progresiva romanización de cinematografías como la india, un fenómeno que aquí queda subrayado por la influencia de un equipo integrado por técnicos franceses de peso.

La fotografía de Dominique Colin y el montaje firmado a dúo por Jacques Comets y Baptiste Ribrault guían los pasos de una directora que se pone al frente de su ópera prima tras una dilatada carrera como guionista de televisión. El tema de la película -la atracción entre un hombre y una mujer anclados en posiciones sociales antagónicas- y el desarrollo de la trama principal en un escenario único laminado mediante elegantes y discretos movimientos de cámara facilitan la tarea de una directora que, aunque pone énfasis en la economía de diálogos y recursos técnicos, no puede ahuyentar la sensación de que el desenlace había quedado resuelto en el prólogo.

Los protagonistas encarnan la estratificación social de un país en la que algunas mujeres como Ratna dan pequeños pasos hacia la independencia. A Gera le interesa enfatizar la posibilidad de la historia de amor y superación pero aislándola de un contexto sociológico marcado por la victoria en las elecciones presidenciales del partido liderado por el fundamentalista hindú Narendra Modi. Resulta evidente que su público es ella misma (una mujer educada en Stanford y en una prestigiosa universidad privada de Nueva York) y los espectadores occidentales ansiosos de historias mínimas y delicadas con un punto de sentimentalismo dramático.