Crítica de 'Pleasure' (2020): Porno: Situación límite

Una chica sueca de 20 años que llega por su cuenta y riesgo a esa magalópolis que es la rutilante ciudad de Los Ángeles, con la intención de convertirse en una estrella del porno, es la inusual protagonista de 'Pleasure'. Crudo drama de la vida cotidiana firmado por la cineasta nórdica Ninja Thyberg. Pero, ¿cómo lograr tan quimérico sueño? Es lo que describe con todo lujo de detalles este oportuno filme contemporáneo, realzado por la interpretación de Sofia Kappel, transformada en una especie de mujer-mandrágora, reiterando sus gracias como el más hambriento de los payasos en busca de aplauso, aunque su risa esté velada por lágrimas secretas.

La pérdida de la inocencia es también objeto de atención en esta digna película, dispuesta a demostrar que quienes creen que en el mundo los diablos nunca andan sin cuernos y los locos sin cascabeles, serán siempre unos ingenuos y con frecuencia víctimas o juguetes de ellos. En cualquier caso, 'Pleasure' ironiza sobre aquella malévola afirmación de Woody Allen, cuando decía: «¿El sexo es sucio? Si se practica bien, sí». Pero, ¡ojo!, porque 'Pleasure' denuncia sin ambages la explotación machista, las humillaciones más rastreras y la búsqueda desaforada de los placeres, que a menudo son como amapolas abiertas: coges la flor y los pétalos se dispersan...

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