Crítica de 'Drive My Car' (2021): Viaje a la esperanza

Crítica de cine ·

Viernes, 4 de febrero 2022, 20:05

El viaje emprendido en coche por un director teatral y su joven conductora es el detonante de un periplo emocional, en el que también surgen los fantasmas de su protagonista, en trance de escenificar la obra 'Tío Vania', de Anton Chejov. Un autor para el que la felicidad no existe, sólo podemos desearla. Al espectador exigente no le debería suponer un problema la larga duración de la película, necesaria para dotar de espesor a sentimientos tan a flor de piel como la melancolía, la soledad, el desarraigo y la pérdida, en un conjunto resuelto por medio de un ritmo sereno, con el fin de dejar bien claro que el amor y el odio son las dos caras de una misma moneda.

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Asimismo, la película desgrana oportunas reflexiones sobre la cultura y el arte, siempre en un tono coloquial, ya que la palabra tiene aquí suma importancia. En los últimos tiempos la vida ha ido a toda velocidad. Lo inmediato se hace instantáneo y hemos hecho de la necesidad una obligación, en lugar de virtud. A ello ha contribuido en gran medida el mundo virtual que, a estas alturas, habitamos con más comodidad que el real. Pero con 'Drive My Car' su realizador ha hecho un filme tan clásico, como, valga la paradoja, adelantado a su tiempo. Un filme que es como un albatros: ave marina que sigue como compañera de viaje a los navíos que surcan los amargos abismos.

Drive My Car

  • Japón. 2021. 169 m. (12). Drama.

  • Director: Ryûsuke Hamaguchi.

  • Intérpretes: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura.

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