Crítica de 'Benedetta' (2021):

El amor y el deseo

L a historia de una monja lesbiana en un convento renacentista italiano da paso a un enfebrecido melodrama amoroso, desarrollado en unos tiempos en los que el poder institucional hacía de su capa un sayo. Era una época donde la intolerancia lo pervertía todo, como lo refleja la película 'Benedetta', a partir del despertar sáfico de una joven abadesa que, entre laudes y maitines, descubre el embrujo amoroso. Lo hace al unísono del fervor de la liturgia de las horas, convertida para su protagonista, así como para la virginal novicia Bartolomea, en un peligroso desafío, enmarcado en un tiempo de silencio, de promesas mudas e irrefrenables pasiones carnales.

El director Paul Verhoeven no busca el sensacionalismo, pero lo encuentra en la iconografía religiosa, nutrida de irreverencia y atrevida ironía. Son muy bellas las escenas en las que Benedetta tiembla ante el mágico aguijón del deseo, oscilando entre la conclusión de una experiencia erótica prohibida y el desafío a un poder omnímodo. Santa Teresa de Jesús dejó escrito: «Esta fuerza tiene el amor, si es perfecto, que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos». Es lo que impulsa a Benedetta, cuando sobre su tierna mano dormida, siente el dulce peso de la nuca de su amada, mientras le absorbe en un apasionado beso todo el fuego de la vida.

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