Bilbao, una ciudad de película

La exministra de Cultura se coloca detrás de la cámara después de un parón de 13 años pero, a la vista de su afabilidad y capacidad resolutiva, no le hace falta ponerse al día. Agarrada a un botellín de agua, iba de aquí para allá, controlando una escena protagonizada por Susana Abaitua y Ginés García Millán. «Es un momento crucial, el encuentro de Icíar y su padre», explicaba un cámara antes de llevarse el índice a los labios. El silencio es sagrado. Apenas se oye un claxon en la lejanía. La pareja de actores, ya inmersa en la secuencia, pasea, se detiene, mira a la ría y el gesto apesadumbrado de García Millán marca el tono en cada plano.

'El comensal' se inspira en la primera novela de Gabriela Ybarra. Se trata de una obra autobiográfica - ganadora del Premio Euskadi de Literatura en 2016- que aborda una doble tragedia familiar: la muerte de la madre, víctima de un cáncer en 2011, y la del abuelo, Javier de Ybarra, secuestrado y asesinado por ETA en 1977. El empresario bilbaíno había sido alcalde de Bilbao, presidente de la Diputación de Bizkaia y de EL CORREO.

La banda sonora del filme tendrá el sello del joven compositor getxotarra Antonio Garamendi. Es un músico al que se le da muy bien crear ambientes sutiles y nada avasalladores. Algo ideal en esta adaptación para la gran pantalla de la novela de Ybarra, un mano a mano entre la escritora y González-Sinde, que se centra en la relación paternofilial y «en las ausencias que acompañan y no se olvidan», subrayan fuentes cercanas al proyecto. La actriz alavesa Susana Abaitua respira profundamente antes de situarse delante de las cámaras por enésima vez. No se encuentra cansada, solo está disfrutando del momento. El año pasado ya destacó en el elenco de 'Patria' y ahora se muestra «muy feliz en Bilbao, con un trabajo del que espero grandes cosas». El rodaje en Bizkaia se prolongará 16 días y luego marcharán a Navarra.

«Nada justifica un crimen. La borrachera de sangre, sangre y más sangre no lleva a ninguna parte», cavilaba José Luis Arretxea, jubilado del BBV y vecino de Begoña, que pese a que el sol caía a plomo no dudó en hacer un alto en su paseo para seguir las vicisitudes del rodaje. Le gusta mucho el cine: «Claro que iré a verla. ¿Dice que se estrenará el año que viene? Pues allí estaré. Me apunto el título».

Mientras tanto, en un banco a la sombra, esperaban su turno los figurantes. Cobran entre 50 y 70 euros al día, incluidos los bocadillos, ya sea de lomo con pimientos o bonito con mayonesa. Por la tarde, estaba previsto que todos pusieran rumbo a Getxo para continuar el rodaje con el actor Fernando Oyagüez, que encarna al padre de la protagonista pero de joven. Los nubarrones previstos para las 17.00 horas les iban a servir de mucho. «Queremos un cielo del norte», explicaban los responsables de producción.

Un par de amigas, Mari Carmen y Milagros, habían venido expresamente a ver el plató. «Lo raro es que todavía no hemos visto a Karra Elejalde. ¿Cuándo sale?», preguntaban con impaciencia. Se quedaron de piedra al saber que la comedia 'La vida padre' se estaba filmando a poco más de 800 metros. Por fortuna, el chasco no les importaba demasiado: «Qué va, todo esto es muy interesante».

Los curiosos también se agolpaban este lunes en el muelle Evaristo Churruca. Con el telón de fondo de la Universidad de Deusto, se podía ver a Elejalde repitiendo la misma secuencia. No tenía más que andar, fruncir el ceño y cargar con una mochila. Así, durante más de una hora. Un desgaste que llevaba con profesionalidad, ataviado con un jersey deshilachado y calcetines agujereados. «Interpreta al padre gruñón de un chef del Casco Viejo. Él también era cocinero y hace más de 30 años que no se ven. Es el choque de dos mundos, todo en clave de comedia», explicaba por lo bajini un miembro del staff.

A pocos metros, una cuadrilla de amigas de Barcelona observaba todo con curiosidad. «¡Hace un día espléndido y nos encontramos con una película!», se felicitaba Berta Mir, rodeada de sus compañeras. Pasaban unos minutos del mediodía y quedaba mucho rodaje por delante. Soplaba la brisilla, Elejalde se quejaba del «fresco» y las maquilladoras se aprestaban a ponerle crema en la calva. El director Joaquín Mazón suspiraba y seguía con 'La vida padre'. «Es un trabajo duro», constataba Ramón Félix de Pablo, jubilado de Telefónica y vecino de Moyua, con su perrita Kala al lado. El animal -cuyo nombre nada tiene que ver con el actor- retozaba sin soltar un solo ladrido. Ella también sabía que debía estar calladita.