«Las palabras pueden adquirir un poder inmenso ante el que los periodistas tienen un problema»
Bernardo Atxaga dio la lección inaugural de la 35ª edición del Máster de Periodismo Multimedia EL CORREO-UPV/EHU
En el complejo mundo en que vivimos, «el periodismo es más necesario que nunca. Un periodismo documentado, veraz, honrado en la exposición de los hechos y lo más alejado posible de intoxicadores y grupos de presión», dijo ayer Enrique de Ybarra, presidente de la Fundación Vocento, en el acto de apertura de la 35ª edición del Máster de Periodismo Mult imedia EL CORREO-UPV/EHU, celebrado en el Salón Francés de la Sociedad Bilbaína. La labor de los profesionales de la información, añadió, es contar los hechos con rigor y de un modo atractivo, siempre «al servicio de una mejor comprensión del mundo. Del mundo en su conjunto y del pequeño rincón en el que está cada uno».
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«El buen periodismo es consciente de que la verdad resulta inabarcable. Para entender lo que sucede, hay que tratar de aproximarse a la verdad de los hechos en toda su complejidad», indicó De Ybarra, también presidente de este periódico. «Vivimos un tiempo en el que triunfan los populismos, basados en dar respuestas fáciles a los problemas difíciles. Y eso nunca funciona», alertó a los alumnos de las promociones entrante y saliente. Le acompañaban en la mesa la rectora de la UPV/EHU, Eva Ferreira; el viceconsejero de Universidades e Investigación, Adolfo Morais; el director de EL CORREO, José Miguel Santamaría; y el director del Máster, César Coca.
De niño salvaje a Goebbels
Bernardo Atxaga, quien -recordó De Ybarra- publicó 'Obabakoak' el mismo año (1988) que nació el Máster, dio la lección inaugural. La tituló 'Que viene el lenguaje, ¡cuidado!'. Reflexionó en ella sobre el lenguaje y el poder de la palabra, partiendo de la Francia de 1799 y llegando a la España de 2022, pasando por los Estados Unidos de la década de 1920 y el régimen nazi.
Para situar a los oyentes, recordó el caso de Víctor de Aveyron, el niño salvaje que se encontró en el Languedoc francés en 1799. «Fue cazado porque se le veía como una animal. Andaba a cuatro patas y, sobre todo, no sabía hablar». Un médico, Jean Itard, intentó enseñarle. «Consiguió que Víctor pronunciara algunas palabras y reconociera algunos objetos, pero de uno en uno».
Un día, Itard le mostró un libro. Víctor reconoció y repitió la palabra; pero al día siguiente, cuando el médico le pidió un libro de su biblioteca, se volvió loco porque identificaba 'libro' solo con el ejemplar que el médico le había enseñado. «Víctor no tenía capacidad de abstracción. Nunca fue un ser humano como lo entendemos habitualmente. Sin lenguaje no hay lo que entendemos por ser humano», sentenció Atxaga.
El lenguaje es «el aire, la atmósfera, la sustancia que permite relacionarnos y ordenar la cosa pública». Es «tan maleable, tan proteico, que es capaz de adquirir miles, millones de formas... que una coma cambia el significado de toda una frase». «Puede ser un vehículo de falsedades o de verdades». Y servir para la propaganda, como en el caso del publicista Edward Bernays.
«Sobrino por doble vía de Freud, recibió en 1927 el encargo de Lucky Strike de intentar que las mujeres fumaran. Entonces, no fumaban porque era indecoroso. Fumar para una mujer suponía vivir en los bajos fondos», recordó Atxaga. Bernays acaba con ese prejuicio con una campaña basada en el lenguaje. En 1929, anuncia que en el desfile del Domingo de Pascua de Nueva York habrá un grupo de mujeres portando las antorchas de la libertad. «Crea una gran expectación sobre qué serán las antorchas de la libertad y, en el desfile, aparecen modelos y actrices fumando cigarrillos Lucky Strike. Bernays une el deseo de las mujeres de ser autónomas al cigarrillo y pone a fumar a millones de mujeres».
Cuando un periodista le cuenta al publicista, judío, que Goebbels está elogiando su libro 'Propaganda' (1928), del que dice haber aprendido mucho, «Bernays le responde que, como cualquier instrumento, el lenguaje se puede usar para buenos o para malos fines». Su propio caso es un ejemplo de ello. Aunque montó «campañas dignas de elogio», como una para acabar con los linchamientos en el sur de Estados Unidos, también «encabezó el ataque contra Jacobo Arbenz, presidente de Guatemala que se enfrentó a la United Fruit Company. Bernays creó el ambiente necesario para desacreditarle y difamarle en el que acabó siendo uno de los casos de derrocamiento más crueles», según el escritor.
«Para entender lo que sucede, hay que tratar de aproximarse a la verdad de los hechos en toda su complejidad»
«¿Qué pasa con los instrumentos? ¿Son neutrales? ¿Qué pasa cuando se trata de uno tan poderoso, tan socialmente importante, como el lenguaje?», lanzó Atxaga a los jóvenes periodistas. Y recordó el caso de Víctor Klemperer, un filólogo judío autor en 1947 del libro 'LTI. La lengua del Tercer Reich'. Klemperer analizó cómo manipulaban el lenguaje los nazis. «Por la radio, nunca dicen prisioneros, sino piezas. Nunca dicen abono, sino aprovechamiento de cadáveres. Utilizan constantemente los términos popular e historia y, sobre todo, desplazan lo heroico, asociado en las historias clásicas al bien, hacia lo militar y lo deportivo».
Atxaga destacó cómo en la actualidad el escritor marroquí Abdelfattah Kilito dice que la fuerza de la palabra está en la repetición, «que es la dinamo del lenguaje. En esta época de las redes sociales, las palabras pueden adquirir un poder inmenso ante el que los periodistas tienen un gran problema. La atmósfera está muy llena de palabras muy fuertes por ser muy repetidas», concluyó el escritor.