El Bellas Artes restaura y expone por primera vez 'La Anunciación' cinco siglos después de que la pintara Berruguete
Los expertos deducen que la obra fue retocada hasta tres veces antes de su llegada a la colección Arburua en 1950, que ha cedido la pieza al museo bilbaíno por cinco años
El resultado es similar a cuando un miope con astigmatismo se pone las gafas, a encender la luz en una habitación en penumbra o a ... retirar una cortina traslúcida y amarronada que no deja apreciar bien el paisaje a la vista desde la ventana. Esa misma sensación es la que se tiene al contemplar el trabajo de restauración acometido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao con una joya del Renacimiento nunca expuesta con anterioridad ante el público: 'La Anunciación' que Pedro Berruguete (Palencia, 1450-1503), con ascendencia vizcaína de las Encartaciones, pintó entre 1485 y 1490.
La obra llegó en 2024 al museo como una cesión a cinco años de la colección Arburua, en manos de los descendientes de Manuel Arburua, primero presidente del Banco Exterior de España y luego ministro de Comercio de Franco en los años 50, poseedor además de una colección de arte adonde llegó 'La Anunciación' en esa misma época. Al parecer, según afirman los responsables del museo, su procedencia es desconocida, pero existe una foto realizada en 1916 que ha ayudado a los expertos a deducir que fue restaurada de alguna manera antes de llegar a la colección, «hasta en tres ocasiones», como ha explicado esta mañana en la presentación de esta intervención Elisa Mora, restauradora del Prado hasta 2021 que se ha ocupado de los elementos pictóricos. Le ha ayudado su compañera en el museo madrileño Mayte Camino, especialista en marcos encargada de las partes doradas en este trabajo. Todo el proyecto ha sido coordinado por José Luis Merino Gorospe, conservador de Arte Antiguo del Bellas Artes.
Una vez llegada la obra a la pinacoteca bilbaína y tras las pertinentes pruebas de fotografía y de rayos X, ultravioletas e infrarrojos, decidieron intervenir, después de que los resultados constataran «los signos claros de deterioro como consecuencia del paso del tiempo», añadió Mora en referencia a los casi cinco siglos de existencia de esta obra de arte. Resaltó las «grandes capas de suciedad que ensombrecían el lienzo, además de la presencia de insectos xilófagos, arañazos, pequeños hundimientos y una serie de grietas en la superficie (craquelados se llaman) provocadas al parecer por la presencia cercana de velas, además de partes levantadas en la pintura y pérdida de color». Todo ello otorgaba a la pieza, según la experta, «un tono mate y apagado».
Grietas, fracturas, insectos xilófagos...
Decidida la intervención, ambas expertas se pusieron manos a la obra con la restauración, que se ha prolongado desde septiembre de 2024 hasta marzo de este año. «Se inició con el fijado del color en las grietas y zonas que lo requerían, para continuar con la limpieza de la superficie pictórica y la eliminación de barnices oxidados. A continuación, se realizó el estucado de lagunas en la capa pictórica que, una vez nivelado, sirvió de base para la reintegración cromática con materiales reversibles, aportando unidad visual a la obra. Por último, se aplicó un barniz para unificar el brillo y el color».
Después tocó el turno a las partes doradas, concentradas en el manto del ángel, el almohadón sobre el que se apoya la Virgen, el nimbo y el tapiz. «Las pérdidas matéricas y de adhesión de los estratos sobre el soporte por el paso del tiempo y restauraciones antiguas a pincel que con el tiempo se habían oscurecido producían una confusión visual que impedía comprender el virtuosismo técnico y la equilibrada belleza de los dorados de Berruguete», aclaró Elisa Mora. Tras limpiar la suciedad acumulada y atenuar los repintes y retoques de intervenciones anteriores sobre el oro original, «se estucaron y reintegraron a pincel tanto las pérdidas. Para la reintegración del dorado se empleó principalmente acuarela dorada, y se aplicó un barniz final de protección».
«El antes y el después de un tesoro oculto»
El resultado, aseguran las expertas, «además de restablecer el lujo visual del conjunto, ha permitido recuperar detalles como el nimbo de la Virgen o los rayos de la paloma del Espíritu Santo, al tiempo que ha devuelto la profundidad espacial y la elegancia cromática propias de uno de los mejores pintores del Renacimiento español». «Observamos con gozo el antes y el después de este tesoro oculto que se ofrece hoy al público», ha afirmado tras la presentación del cuadro Elixabete Etxanobe, diputada general de la Diputación Foral de Bizkaia y presidenta del Patronato del Bellas Artes.
Junto a ella estaban Miguel Zugaza, director del museo, y Jaime Alfonsín, presidente de la Fundación Iberdrola España. Fuentes del museo resaltan que el programa Iberdrola-Museo de Conservación y Restauración «promueve el desarrollo de un plan de actuación anual cuyo objetivo prioritario es asegurar la integridad material de las obras de arte para su correcta conservación y exhibición. Por otra parte, procura la pública difusión de los resultados de esta labor fundamental».
También compareció la historiadora especialista en pintura hispanoflamenca y del primer Renacimiento Pilar Silva, jefe de Conservación en el Museo Nacional del Prado hasta 2017, quien, tras estudiar la obra desde un punto de vista histórico y estilístico en el contexto de otras pinturas del autor sobre el mismo asunto, ha escrito un análisis que queda publicado en uno de los cuadernos del museo.
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