El Arriaga pone en pie 107 espectáculos con una ocupación del 73% en el año de la pandemia

«Hemos tenido más actividad que nunca dentro de las circunstancias. Ha supuesto un esfuerzo para el teatro, los trabajadores y el Ayuntamiento, pero el público ha respondido», afirma el director gerente, José Ignacio Malaina. Desde aquel primer concierto hasta la proyección de 'Los nibelungos' con música de la BOS que cerrará la programación el sábado se han contabilizado 65.700 espectadores. La cifra no se puede comparar con otras temporadas porque las fechas varían -en 2020 hubo actividad en julio- y en estos meses se ha trabajado con tres aforos distintos. Abrieron con 305 butacas, en verano se amplió a 600 y en octubre se bajó a 400, un límite que se espera ampliar muy pronto.

Más representativa es la ocupación media, que ha sido del 73% cuando otros años ronda el 65%. Al igual que Joaquín Achúcarro, han colgado el cartel de completo una decena de propuestas. Lucía Lacarra y Asier Etxeandia han vuelto a demostrar su tirón junto a la leyenda de la danza Carolyn Carlson, el ballet cantado 'Los siete pecados capitales' y obras como 'Madre coraje' -producción propia con seis candidaturas a los Max- 'Prostitución' y 'Señora de rojo sobre fondo gris'. Celebrar el Día Internacional del Teatro con José Sacristán es un lujo para el recuerdo, como el saludo emocionado de José María Pou y el público puesto en pie ante Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta tras la función de 'Una noche sin luna'. También lo hizo en la despedida de '¿Qué fue de Ana García?', de la Compañía Joven de Pabellón 6, interrumpida en algún momento por los aplausos.

Los artistas locales han tenido gran peso en la programación con producciones propias como 'Maitasunaren itxiera', un reto interpretativo para Eneko Sagardoy y Miren Gaztañaga que logró el aplauso de la crítica y un 87% de ocupación, Faces (70%) y 'El viaje a ninguna parte', que agotó el aforo en fechas complicadas. El cierre perimetral en enero obligó a devolver muchas entradas al igual que con el concierto de Javier Camarena, aunque los asientos libres fueron ocupados por bilbaínos. «Las restricciones de movilidad nos afectan mucho porque el Arriaga tiene vocación de ser un teatro abierto, más que el teatro de Bilbao», dice Malaina. Por eso en septiembre habrá nuevas funciones de 'El viaje a ninguna parte' y hay «en cartera» otros espectáculos que podrían volver.

Pese al abrazo del público, las restricciones han reducido los ingresos en taquilla. «Hemos intentado adaptar la programación en términos económicos», afirma el director gerente. «Las producciones más caras son las líricas y en 'Los siete pecados capitales' ajustamos el presupuesto al máximo para hacerlo sostenible». El objetivo es que la aportación económica del Ayuntamiento «se mantenga estable». A falta de cerrar las cuentas de 2021, el año pasado aumentó la partida destinada al teatro «por la apertura extraordinaria en julio», que coincidió con el aforo más reducido.

Las medidas de seguridad «no se han relajado en ningún momento» y solo ha habido una cancelación motivada por el coronavirus, la de 'Anfitrión', que se trasladó a marzo con todas las entradas vendidas. El doble concierto de Toundra en enero también tuvo que suspenderse, pero esta vez se cruzó en su camino el temporal Filomena.