Antonio y Manuel, la conversación pendiente
Teatro del Temple trae a Bilbao 'Los hermanos Machado', una obra en la que ambos debaten y se acercan desde bandos enfrentados
Cuando se habla de la Guerra Civil, se habla de lucha fratricida, de hermanos contra hermanos, de familias enfrentadas y rotas... y el caso de ... los Machado es en esto paradigma. Antonio fue un entusiasta de la II República que murió en el exilio en Colliure. Manuel, al que el levantamiento militar pilló en Burgos, terminó escribiendo loas a Franco y renegando de su inicial apoyo al régimen republicano. Esa distancia ideológica fue también física y emocional, y es ahora cuando ambos escritores por fin pueden iniciar un acercamiento, aunque sea solo sobre los escenarios. Pueden hacerlo gracias a Teatro del Temple, que les invita a sostener la conversación que les quedó pendiente en 'Los hermanos Machado', la obra que puede verse en Pabellón 6 hasta el domingo.
No es la primera vez que la compañía se inspira en la Historia reciente para armar sus montajes; ya lo han hecho con 'Vidas enterradas' -sobre las fosas y la memoria histórica- 'Buñuel, Lorca y Dalí' -una amistad rota tras el asesinato de Federico- y 'Transición', entre otras. El objetivo es «buscar en los momentos de nuestro pasado explicación para nuestro presente y vocación para nuestro futuro». Aunque de eso se suele decir que es remover lo que ya pasó, los del Temple lo ven de manera muy distinta. «Se nos van llenando las cajas de ideas, y la de los Machado ya estaba ahí guardada... pero durante el confinamiento, viendo cómo los políticos en vez de remar juntos y apoyarse se dejaban llevar por la inercia del enfrentamiento, por comportamientos que hemos visto tantas veces antes, nos pareció que cobraba nueva vida», explica Carlos Martín, que interpreta a Antonio en la función.
Defender lo vivido
«Es un teatro necesario, que tiene una capacidad sanadora», describe. «La dialéctica entre los dos hermanos, en la que cada uno defiende lo que ha vivido, hace que el espectador vaya entendiendo». Es Manuel, a su vuelta de Colliure quien inicia esa conversación con el hermano fallecido y su recuerdo, y es contándose y volviendo a debatir como pueden reconciliarse. «Es la conversación que tiene pendiente este país nuestro. Hay muchas cosas por hablar, por revisar, y ellos dos pueden hacerlo con emoción, pero de manera sosegada».
Martín describe la vida de Antonio como «un Via Crucis que refleja muy bien el que vivió el país» (con la pérdida de Leonor, el amor platónico hacia Guiomar, la guerra y el exilio, todos los planes nunca realizados). «Ese dolor vital te tumba. Era contemplativo, sensible y también salado», dice de su personaje, un mito de la literatura española. Su hermano Manuel, cuya voz se ha oído menos y al que en este montaje se le da la oportunidad de explicarse, «era más coplero, más conversador, quizá más brusco. Los dos son muy interesantes como personajes. Se trata de empatizar, de entender al otro y de construir desde ahí».
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