«Amar de verdad siempre es una apuesta valiente»

-¿Cómo ha sido acogida de la novela en la Durangoko Azoka?

-Muy buena. Siempre es una alegría ir a la Azoka y poder encontrarte con el público, pero esta vez ha sido increíble. Se me ha acercado mucha gente con el libro. Y eso es lo que también nos da Durango: encontrarnos con las lectoras y los lectores, y se agradece tras el ejercicio previo de escritura, tan solitario.

-Olga, la protagonista, trata de diseccionar el amor que ha sentido por un hombre.

-Sí, hay una idea principal que subraya la contradicción entre la teoría y la práctica. La protagonista trata de comprender cómo es posible que ese amor la haya llevado a olvidarse de sí misma, a sentirse pequeña o a permitir que no la traten bien. Para ello se apoya por un lado en la teoría, porque es profesora de Universidad, y, por otro, en dos amigas con las que comparte experiencias. El libro es una reflexión sobre la manera en la que a hombres y mujeres nos han enseñado a amar y sobre cómo esas maneras están tan interiorizadas que resulta muy difícil evitar ciertas inercias. También lanza una pregunta al lector: ¿qué se esconde bajo tu amor, bajo tu manera de amar? Porque bajo la capa de pintura de lo que llamamos amor se pueden esconder muchas cosas que no lo son. Entre otras, la necesidad de un espejo en el que mirarnos y vernos más bellos y bellas.

-En la novela se afirma que a las mujeres nos han educado en la idea de que el amor debe ocupar todo nuestro espacio, y, que, sin embargo, a los hombres se les ha enseñado que el amor se limita a una parcela de sus vidas.

-Sí, hay un sobredimensionamiento del amor en nuestras vidas y, además, no solo en el plano de amor de pareja, sino también en el de los cuidados. Somos la amante y somos la cuidadora, y todo en nombre del amor. Y ese sobredimensionamiento al que antes me refería nos empuja a pensar que una mujer sola, que no tenga pareja, ha fracasado. Desde pequeñas nos han amenazado con el «no hagas eso, que te vas a quedar sola». Una de las ideas que defiende la novela es el carácter social del amor, porque el amor es un sentimiento aprendido que en cada época ha significado una cosa. Esa intersección entre lo íntimo y lo social me interesa mucho.

-La dimensión conceptual de 'Maitasun Kapitala' es muy potente, pero estamos ante una novela, no ante un ensayo, por lo que nos vamos a encontrar con un argumento que -es llamativo- arranca con el funeral del hombre al que tanto ha amado Olga.

-No es casualidad que empiece con un funeral porque quería que ese funeral simbolizara el final de una manera de amar, y me interesaba también que el personaje de Martin no estuviese en el presente porque eso le ofrece a la protagonista una perspectiva mayor. Cuando la novela empieza, ha pasado ya un año desde la ruptura, y el tiempo es un buen aliado para el análisis. Por tanto, ella parte de ese punto, ha vivido una historia de amor en la que se ha diluido, y transcurrido ese tiempo, necesita entender qué es lo que pasó y por qué le ha ocurrido todo eso. La dimensión conceptual, como decías, es importante, pero yo no quería escribir un ensayo, yo quería escribir una novela, y la novela tiene sus protagonistas y su trama.

-En la trama hay mucha intriga.

-Sí, hay una doble pregunta constante: ¿por qué han llegado cada uno de ellos a ese límite? Ella a punto de diluirse en el amor y desaparecer, y él a morir.

-Sí, porque queremos saber también por qué ha muerto Martin que, al parecer, decidió quitarse la vida, ¿no?

-Sí, también, es otro de los misterios que hay que resolver.

-Olga está dirigiendo una tesis sobre el amor de Laia. Podría decirse que una acaba de sufrir lo que la otra está estudiando, ¿verdad?

-Sí, es el contraste entre la teoría y la práctica. La irrupción de Laia nos permite ver cómo Olga, que tanto poder dio a Martín y que tanto sufrió por eso, quiere ejercer también su autoridad sobre Laia y establecer una relación en la que el poder lo tiene ella, Olga. En nuestra sociedad se dan muchas relaciones de poder, pero las que se dan el amor tienen una especificidad: que la persona dominante y la dominada se supone que se aman, y eso hace que todo resulte más complicado. Y en ese camino de Olga de intentar comprender qué le paso se encuentra con Laia, que trae de su mano a pensadoras feministas que han hablado del amor.

- Las escenas que describen las relaciones sexuales entre Olga y Martin, su amante, cumplen una función argumental muy elocuente.

- La propia trama me pedía la descripción de las relaciones sexuales porque la relación entre ellos se basa, sobre todo, en la relación sexual; pero, además, me parece que es muy importante iluminar esos espacios tan íntimos, que no contamos a nadie. En las relaciones sexuales suceden muchas cosas más allá del sexo, hay muchos elementos en juego, y quise poner el foco ahí. También me interesaba dar visibilidad al sexo de las mujeres, al deseo de las mujeres. Las escenas de sexo en este libro no están para hacer más atractiva la trama sino que lo están porque, desde el primer encuentro sexual, ya ocurre algo que condiciona tanto la posición de ella como la de él.

- El personaje de Bakarne introduce en la novela distintas maneras de mantener relaciones afectivas, alejadas del anodino matrimonio que durante años mantuvo su amiga Olga.

- La novela no aboga por ninguna manera concreta de amar, pero sí muestra que hay diferentes maneras de afrontar las relaciones, a pesar de que nos han enseñado que hay sobre todo una manera concreta, muy centrada en la pareja heterosexual. Bakarne también expone la contradicción entre lo que pensamos y hacemos porque muchas veces utilizamos las relaciones para ocultar miedos, fragilidades.

-Permítame volver al principio de esta conversación para preguntarle si usted cree que es posible amar sin exponerse al dolor.

-Yo creo que amar de verdad siempre es una apuesta, una apuesta valiente, porque, como suele decirse, solo los amores valientes llegan a amores. Creo que es una apuesta porque nos abrimos, y nos colocamos en lugar expuesto, y eso puede traer consigo dolor porque quizá la persona amada no nos ame, o nos amó, pero dejó de hacerlo… y eso, claro, genera dolor. Ocurre en el amor y ocurre en la amistad. Siempre que nos abrimos, que nos desprendemos del caparazón y apostamos por alguien, nos arriesgamos a sufrir. Otra cosa es que la teoría, la sabiduría, nos ayude a afrontar un amor con una autoestima sana que no nos haga sentir pequeñas y desgraciadas porque la otra persona no nos quiera. Pero por mucha teoría que conozcamos y por mucho convencimiento con el que nos desenvolvamos siempre existe el riesgo de sufrir.