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«¿Quién puede dar lecciones?», se pregunta la actriz Patricia Urrutia. Se responde: «Ninguno, a nadie». Al menos, por lo que ella y sus compañeros ... del montaje en euskera 'Porno versus Afrodita' han estado investigando en cuanto a las relaciones afectivo-sexuales y a la educación en este terreno. La obra se estrenó en la última edición del festival BAD, en octubre, y, aunque de gira por Euskadi -mañana podrá verse en Basauri- se suele promocionar como dirigida a un público muy joven, no está de más que los mayores se acerquen a ella. «Nos estimula la idea de que venga gente joven, y de que salgan diciendo que esto lo tienen que ver sus padres. O que los adultos digan: 'Esto lo tiene que ver mi hijo'. Es intergeneracional, todas esas incapacidades e instatisfacciones son de todos», resume la actriz, que asegura que por encima de todo los espectadores se van a reír. Y en esa risa está la prueba de que lo que tocan lo hemos vivido todos: «Te ríes porque algo te resuena dentro».
Lo que hacen Urrutia, Juanjo Otero y Ion Zumelaga -bajo la dirección de la propia actriz, que es también la autora del texto, y de Pablo Ibarluzea y Elena Olivieri- es «una fotografía panorámica» de las relaciones sexuales hoy basada en muchas lecturas, conversaciones y vivencias... y hasta en trabajos previos. Otero dirigió porno en Madrid y Zumelaga ha trabajado con adolecentes, de los que diferentes estudios indican que se educan sexualmente vía porno en internet.
El montaje es «una llamada a la reflexión para que la gente se vaya hablando de ello, de esas incapacidades, y esperando que reírnos nos sirva de alivio. Libera mucha tensión, la risa». No se trata de dar respuestas, sino de plantear preguntas sobre «de qué estamos hablando, sobre todo cuando todas esas ficciones que se crean en el porno y en las redes sociales se toman por realidades». 'Porno versus Afrodita' lo envuelve todo en música en directo porque «la música crea una conexión neuronal y emocional con el público».
Para exponer esta panorámica sobre un tema que sigue estando muy escondido, recurren a tres planos en escena. Uno es el naturalista, con los tres personajes «mortales»; otro, el de las «ensoñaciones, fascinaciones o idealizaciones que alimentan las redes sociales», concretadas aquí en los músicos Lennon y Gorga Urbizu; y el último, el «del nuevo dios Porno» y la vieja Afrodita, que era la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor.
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