Filósofos y lingüistas de la UPV/EHU investigan cómo mejorar el diagnóstico y el tratamiento del autismo

«La rigidez o inflexibilidad es una de las características del autismo», explica el filósofo Agustín Vicente, investigador Ikerbasque de la Universidad del País Vasco. Esa rigidez se refleja «en la incapacidad para pasar de una tarea a otra (inflexibilidad cognitiva), en la intolerancia a la incertidumbre, en la necesidad de que las cosas sean siempre iguales (rutina) y en el seguimiento estricto de las reglas, sin comprender excepciones». Además, los autistas «tienden a interpretar literalmente frases hechas, metáforas, bromas...».

La especialidad de Vicente es la filosofía de la psicología. «Persigue entender qué es lo que nos dicen los científicos cognitivos acerca del funcionamiento de la mente humana, obtener una visión global de esta y clarificar nociones», resume el investigador, que trabaja en el campus de Álava con lingüistas. Hablando del autismo, una de las nociones a clarificar es la de rigidez, que «se utiliza mucho en la práctica clínica, pero no está muy claro que se quiere decir con eso».

Un equipo del Lindy Lab de la UPV/EHU dirigido por Vicente ha obtenido una ayuda de 30.000 euros de la Fundación BBVA para ver cómo las diferentes rigideces propias del autismo «se relacionan unas con otras» y analizar «la relación entre rigidez y literalidad». El objetivo del proyecto, que durará 18 meses, es usar herramientas de la filosofía y la psicología para mejorar tanto el diagnóstico del autismo como su tratamiento, ya que determinar si un individuo tiene una rigidez o varias y en qué grados permitiría personalizar más las terapias.

En su actividad diaria, el Lindy Lab, del que forma parte personal asistencial y que colabora con Autismo Araba, no solo estudia las capacidades lingüísticas y cognitivas de la población con trastornos del espectro autista (TEA). «También testamos a niños que vienen con un diagnóstico poco específico», explica Vicente.

El proyecto RILITEA (por Rigidez y Literalidad en el Espectro Autista) es uno de los 16 trabajos de filosofía subvencionados cada uno con 30.000 euros por la Fundación BBVA, dentro de su Programa de Ayudas a la Investigación Científica. Esta iniciativa, puesta en marcha en 2014, se plasma en esta edición en 2,6 millones de euros repartidos entre 35 proyectos, «altamente innovadores», en matemáticas, cambio climático y ecología, biomedicina, ciencias sociales y filosofía.

Hay estudios que pretenden encontrar nuevas dianas terapéuticas frente al tumor de hígado más frecuente; desarrollar modelos para extraer información relevante de grandes cantidades de datos; analizar el impacto de las enfermedades raras –que sufren más de 3 millones de personas en nuestro país– en los pacientes y sus familias; detectar problemas derivados del uso de la inteligencia artificial en el deporte; identificar los desafíos éticos a los que se enfrenta la atención sanitaria en desastres; diseñar estrategia de conservación para los insectos acuáticos de Canarias...

En los seleccionados –35 proyectos de 620 aspirantes–, participan 204 investigadores repartidos por nueve comunidades autónomas. Según la Fundación BBVA, el programa de ayudas «pone el foco en los dos núcleos fundamentales de la problemática medioambiental, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad; apoya la investigación en dos áreas clave de la investigación biomédica actual como la oncología y la epidemiología del SARS-CoV-2; e impulsa estudios en ciencias sociales que permiten entender y abordar los retos del presente».

Desde 2014, este programa ha respaldado 681 proyectos. De los 35 elegidos este año, cuatro se han concedido en el área de matemáticas (con 150.000 euros de dotación cada uno); cuatro en ciencias del medioambiente (125.000 cada uno); seis en biomedicina (cuatro recibirán 150.000 euros y dos, 100.000); cinco en ciencias sociales (50.000); y diecisés en filosofía (30.000).

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