El navegador no soporta este reproductor de Video.

FLEX: Así es el 'coche' que quiere ganar la carrera hacia la Luna

ELENA MARTÍN | IÑIGO PUERTA

Madrid

Viernes, 29 de abril 2022

La última vez que un rover lunar pilotado por humanos pisó la Luna rondaban los años 70. Fue durante las misiones Apolo 15, 16 y ... 17 y se trataba de un vehículo todoterreno utilizado por los astronautas en sus desplazamientos por la superficie lunar. Fue construido en tan solo 17 meses por la empresa de aviación norteamericana Boeing, en colaboración con General Motors, y podía alcanzar la 'temeraria' velocidad de 14km/h.

Publicidad

El astronauta Harrison Schmitt, del Apolo 17, dijo sobre este aparato: El Lunar Rover demostró ser el vehículo de exploración lunar confiable, seguro y flexible que esperábamos que fuera. Sin él, los principales descubrimientos científicos de los Apolo 15, 16 y 17 no hubieran sido posibles; como tampoco lo habría sido nuestra comprensión actual de la evolución lunar». En otras palabras, fue todo un invento.

Medio siglo después, Jaret Matthews, el director ejecutivo de la empresa californiana Venturi Astrolab, y exingeniero de la NASA y de SpaceX, sueña con que la próxima vez que la agencia espacial estadounidense aterrice un cohete en la Luna lleve consigo uno de los rover de su compañía: FLEX ('Exploración y Logística Flexible', por su sigla en inglés). «Hay empresas que están resolviendo el problema del transporte de larga distancia (con cohetes). Nosotros queremos resolver el problema del transporte local. Queremos ser el UPS, FedEx y Uber de la Luna», afirma.

Un coche multiusos

Haciendo honor a su nombre, «FLEX está diseñado para ser el rover más versátil jamás creado. Tiene la capacidad de recoger muestras para la investigación científica, transportar carga, realizar tareas de logística y desplegar y construir infraestructuras», cuenta Matthews. Todo ello para edificar las futuras colonias lunares que habitarán los humanos, uno de los objetivos de la misión Artemis 2025 de la NASA.

Publicidad

Lo hará, además, de forma autónoma. Si bien dispone de control remoto, la idea es programar el rover en la Tierra con tareas para que opere por sí solo en la Luna. Cuando lleve tripulación a bordo –un máximo de dos astronautas–, esta viajará de pie y, de caerse del vehículo, este se detendrá de inmediato como mecanismo de seguridad.

FLEX es capaz de soportar una carga de hasta tres veces su peso y transportarla tanto en su parte superior como inferior. Su chasis modular se ensancha y estrecha para ajustarse al volumen de los contenedores que moviliza y también se mantiene siempre equilibrado para adaptarse al terreno irregular y evitar que el rover vuelque.

Publicidad

En total, el diseño y la construcción de un prototipo funcional ha durado 18 meses. «A diferencia del rover lunar Apolo, creado para funcionar durante 3 o 4 días de misión, FLEX está diseñado para durar hasta 10 años, una longevidad que logramos al incluir una gran cantidad de almacenamiento de energía a bordo (con baterías de iones de litio) y la colocación de paneles solares», explica el director ejecutivo.

De la Tierra a Marte

La ventaja de FLEX es que pretende ser un vehículo multiusos, no solo pensado para operar en la Luna, sino también en la Tierra y, eventualmente, en Marte.

Dado que las condiciones ambientales de la Luna son muy distintas a las terrestres, plantea numerosos retos. «El entorno lunar es extremadamente desafiante. La temperatura de su superficie varía desde ser más fría que el nitrógeno líquido (-200°C) hasta más caliente que el agua hirviendo (100°C). El polvo lunar es extremadamente abrasivo, lo que puede dificultar mecanismos como los motores de las ruedas», afirma Mathews.

Publicidad

Por ello, cada parte del rover se ha probado rigurosamente en el laboratorio contra el vacío térmico, las vibraciones y las temperaturas extremas, y en simulaciones de choque, entre otros, para determinar cómo responderá en el entorno lunar, qué fallos pueden surgir y verificar que el hardware funcionará de manera confiable al menos durante una década. Además, se ha realizado una prueba de campo de cinco días en el desierto de California, cerca del Valle de la Muerte, Estados Unidos, en la que participó Chris Hadfield, ingeniero y astronauta retirado de la NASA, para dar su opinión sobre el diseño y el rendimiento del vehículo.

Con las misiones Artemis, la NASA planea llevar a la primera mujer y la primera persona de color a la Luna y explorar el Polo Sur del satélite, el lugar ideal para un futuro campamento base, dada su accesibilidad potencial al hielo y otros recursos minerales, claves para preservar la vida humana.

Publicidad

La función de FLEX en la Tierra será principalmente el despliegue de materiales, personas y suministros como ayuda humanitaria, en casos de desastre o para acceder a ubicaciones remotas.

En Marte, FLEX servirá de apoyo para crear las infraestructuras necesarias para la futura colonización del planeta rojo. La Luna brinda la oportunidad de probar nuevas herramientas, instrumentos y equipos, incluidos los hábitats humanos, los sistemas de soporte vital y las tecnologías que podrían usarse en Marte, donde la NASA pretende llevar vida humana no antes de la década de 2030.

Dura competencia

Llevar un 'coche' a la Luna es una carrera de fondo en la que FLEX no está solo. Al contrario, se enfrenta a una dura competencia. En el marco del Programa de Vehículos de Terreno Lunar (LTV) la NASA tiene contratos con seis compañías, además de Astrolab, que compiten entre sí para ver cuál creará el módulo de aterrizaje lunar más viable para la misión Artemis 2025. 

Noticia Patrocinada

Entre los competidores están rovers como Blue Moon, de la compañía Blue Origin de Jeff Bezos, o el tándem entre las empresas Lockheed Martin y General Motors. La diferencia es que, mientras estos últimos aun están en desarrollo, FLEX ya tiene un prototipo real que ha transportado a astronautas en pruebas de campo.

Las próximas misiones Artemis a la Luna costarán alrededor de 28 mil millones de dólares. Es lo mismo que costaron las misiones Apolo, pero con la inflación (la subida de los precios), la inversión que se hizo en la década de los 60 equivaldría a un precio de 283 mil millones a día de hoy. Es decir, Artemis costará diez veces menos de lo que costó Apolo.

Publicidad

  • Texto Elena Martín

  • Narrativa visual Iñigo Puerta

  • Grafismo Rodrigo Parrado

  • Edición de video Óscar Chamorro

  • Desarrollo Alejandro Ruiz y Lidia Carvajal

  • Fuente Astrolab

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad