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Vizcaínos con estilo

Bidane, la bilbaína fanática del leopardo y el 'brilli-brilli' que se atreve con todo

Tiene 29 años y vive en Madrid desde hace cinco. Para ella, la moda es una forma de expresión y de diversión: «La calle es mi pasarela»

Domingo, 16 de mayo 2021, 21:57

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«Vamos a jugar», piensa Bidane Gutiérrez cada mañana frente a su armario, repleto de ropa hasta los topes. Para ella, la moda es una forma de expresión, y sobre todo, una manera de divertirse. «Me levanta el ánimo», admite. De hecho, cuando necesita un 'chute de energía' introduce color en sus looks. Y no solo es que esta bilbaína de 29 años, graduada en Relaciones Públicas y afincada en Madrid desde hace cinco años, sienta una fuerte predilección por las tonalidades alegres, sino que las prendas estampadas son un elemento fundamental en su armario, sobre todo, si hablamos del 'animal print'. Se atreve con el leopardo y con el de cebra y, aunque la mayoría los combinan en pequeñas dosis y por separado, Bidane da un paso más y los luce juntos y sin miedo. «¿Por qué no? Sé que a todo el mundo no le gusta, pero te prometo que a mí me encanta», admite. Este tipo de estampados también se cuelan sus accesorios, haciendo del 'más es más' un modo de vida. Es el caso de las gafas de Gucci que le regalaron esta Navidad. «Quería un complemento especial. Ya tenía un modelo de color negro y, esta vez, quería salirme de la tónica habitual», añade.

De hecho, su preferencia por los colores vivos se lo inculcó, sin quererlo, su ama, Pilar. «De pequeña, me vestía con prendas de Ágatha Ruiz de la Prada», cuenta. Pero aquella niña risueña creció y sus combinaciones se convirtieron monocolor. «Me vestía más de negro y de rojo de vez en cuando», indica. Al menos, hasta que se mudó a Madrid para estudiar un máster en dirección de arte — finalmente se quedó a vivir en la capital porque encontró trabajo en una agencia de publicidad—. «Hace poco lo hablaba con una amiga. Aquel cambio no sé si se produjo porque aquí hace más sol o, simplemente, porque he crecido. Es gracioso, pero cuando vuelvo a Bilbao, en mi casa se nota hasta cuál es mi paraguas. Todos son negros o azules marino, mientras que el mío es súper colorido», admite. De esta manera, introduce en sus looks piezas llamativas como aquellas sandalias verdes que se compró durante el confinamiento, o un abrigo rosa palo que adquirió hace unos años. «Lo tengo guardado en Bilbao, en casa de mis padres, porque es enorme y en la mía no tenía hueco. Cuando me lo pongo, me dicen que parezco un algodón de azúcar», cuenta divertida.

«De niña me llamaban urraca porque me atraía todo lo brillante»

Y como suelen decir: 'hay cosas que no cambian'. Un dicho que, trasladado a la vida de Bidane, se puede aplicar a su amor por los artículos brillantes. «De niña me llamaban urraca porque me atraía todo lo brillante». Todo lo que tiene 'brilli-brilli' le encanta, aunque ahora el único brillo que suele llevar encima son los detalles que le añaden a sus uñas acrílicas. «Creo que con el color y el 'animal print' sería demasiado», explica. Pese a ello, a veces, no se puede resistir: «Hace poco me compré unas deportivas Adidas, sí, con detalles brillantes. Me encantan».

Admite que es inevitable que las tendencias influyan en su forma de vestir. Lo probó cuando se negó a ponerse de nuevo pantalones campana. «Ya los había llevado a lo largo de mi adolescencia», indica. ¿Que qué pasó? Que finalmente cayó. «Suele pasar. Ahora tengo varios modelos en mi armario», admite. Eso sí, esta estilosa bilbaína no sigue a rajatabla lo que dicta la moda. «Solo añado a mis looks aquellas piezas que me aportan, me favorecen y tienen mi rollo», revela. Es el caso de los vestidos fluidos y ceñidos en la cintura: «Se han convertido en un elemento fundamental en mis estilismos de verano».

Se pasa por las tiendas 'low cost' cada vez que puede para echar un vistazo a los nuevos diseños, ya esté en Madrid o en Bilbao. «No me compro todo lo que quiero, claro está. Si así fuera, haría un consumo exagerado y me gastaría 500 euros todos los meses, y con la situación económica que tenemos, no se puede. Aunque, por mirar, que no quede ¿no?», resuelve. Una de sus grandes soluciones para hacer un consumo de moda responsable es dar una nueva vida a prendas de segunda mano: «Hablo de artículos que están en el armario de mis padres, Pilar y César, y que se ponían hace 20 años. Al final, la moda siempre vuelve», precisa. Cierto es que las tendencias no regresan de la misma manera y, por esta razón, esta creativa adapta las piezas a la actualidad añadiéndoles diferentes detalles. «A una chaqueta le agregué una cadenita», cuenta. En alguna ocasión, también ha adquirido complementos, como bolsos de cuero, en difrentes tiendas 'vintage' de la capital. «En Bilbao no me llamaban mucho la atención fíjate, pero en Madrid, ciudad en la que hay un montón de estos comercios de segunda mano, he podido conocer alguno de ellos», indica.

«La calle es mi pasarela»

Para Bidane, ir cómoda es fundamental. «Con las prendas que me pongo tengo que sentirme bien. Suelo decir a mi pareja que la calle es mi pasarela», admite. Y en cuanto al calzado lo tiene claro. «Siempre he utilizado zapatos con plataforma, como los 'Buffalo'». Pero la pandemia trajo consigo cambios estilísticos y, a raíz de la cuarentena, Bidane ha comenzado a llevar zapatos planos y a vestirse con conjuntos con estilo 'comfy'. «¡Quién me lo iba a decir a mí! Antes de que nuestra realidad cambiara, disfrutaba mucho eligiendo la ropa que me iba a poner el día siguiente. Ahora voy más sencilla, con una ropa que me permite estar cómoda trabajando en casa y en un momento dado ir al supermercado».

Pasó la cuarentena junto a su pareja en Madrid, en un piso céntrico que no supera los 50 metros cuadrados. Como tenía que «matar el tiempo de alguna manera», se puso a cocinar recetas y a hacer tutoriales de maquillaje que luego compartía en su cuenta de Instagram. «Tenía que sacar toda mi creatividad por algún lado», cuenta entre risas. Desde aquellos meses encerrados entre las cuatro paredes de casa, Bidane cambió también la forma de maquillar sus ojos. «Nunca me había echado sombras y, desde entonces, le he cogido el gustillo. Ahora, a pesar de que sigo trabajando en casa, saco todas las mañanas unos minutos para darle vida a mis párpados con naranjas, amarillos...», cuenta. Y es que, desde que utilizamos mascarilla, la mirada se ha convertido en una zona que se tiende a potenciar. Bidane también presta mayor atención a otros complementos que quedan a la vista. Ahora, compro más pendientes y diademas. Una de mis preferidas, como te podrás imaginar, es brillante», cuenta.

Sus ya mencionadas uñas acrílicas, que se han convertido en una de las señas de identidad de Bidane, merecen un capítulo aparte. «Son súper largas y terminan en punta. Las llevo así desde hace muchos años, creo que me quedan bien porque tengo las manos muy pequeñas. Y muchos se pensarán que las llevo así por Rosalía, pero lo cierto es que yo me las puse antes», cuenta. Admite que cuando vuelve a Bilbao llaman mucho la atención porque aquí se llevan de una forma mucho más discreta: «pero en Madrid es muy habitual verlas». Y pese a que parecen incómodas, Bidane se adaptó muy bien a ellas. «Solo estuve apuñalando a la gente sin querer unas semanas», admite entre risas. Eso sí, ahora no tiene problema, pinta con ellas en la tablet y teclea con soltura. «Aunque esta noche sí que he tenido un pequeño percance, me he arañado con ellas el brazo», lamenta.

Una de las primeras blogueras de moda en Bilbao

Se abrió un blog hace más de siete años. «Estaba estudiando Relaciones Públicas y nos propusieron crear nuestra propia marca personal en Internet. En aquella ventana virtual decidí hablar sobre moda, eventos que se celebraban en Bilbao y recetas», cuenta. Pero los tiempos cambiaron y finalmente cerró su blog para volcar su contenido en la red social más potente de hoy en día: Instagram. Desde su perfil suele compartir con sus más de 21.000 seguidores sus looks: «muchas veces los usuarios me aseguran que nunca se les había ocurrido esa combinación y que la probarán». Lejos de la moda, esta joven también utiliza su infuencia para ser un altavoz de los problemas que reinan en el mundo. Una responsabilidad social que no está reñida con sus colores, sus estampados y esos brillos con los que se ha labrado una identidad única, tanto dentro como fuera del panorama digital.

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