Un antiguo piso de Bilbao convertido en un impresionante dúplex minimalista

No queda nada de la antigua y lúgubre vivienda que ocupaba el último piso de un bloque residencial de 1862 situado en la Calle Esperanza, próximo a la iglesia San Nicolás del Casco Viejo. En su lugar, nos encontramos con un dúplex minimalista, amplio, contemporáneo y luminoso. Detrás de este impresionante cambio radical, no hay magia, sino uno de los últimos proyectos de BABELstudio, un atelier de arquitectura ubicado en la calle Marzana, en Bilbao La Vieja. «Todavía recuerdo cuando vimos el piso por primera vez. Estaba totalmente compartimentado, los techos eran bajos y tenía una falta tremenda de luz exterior, ya que las ventanas dan a un patio interior y hacia la parte trasera del bloque», explica Andrea García, que integra el equipo junto a Michael Schmidt y Andrea Emmanuel Laredo. Un inmueble de 106 metros cuadrados creado para el disfrute de una mujer con dos niños, uno de cuatro años y otro recién nacido.

Lo que ven nuestros ojos no tiene nada que ver con la casa antigua. Los arquitectos ampliaron el espacio gracias al trastero que se encontraba sobre la vivienda. «Quitamos el forjado de los espacios, que no se podían utilizar porque en ellos era imposible caminar de pie», explica Andrea. De esta manera, solo conservaron la zona central. Se convirtió en un segundo piso que se dividió en dos espacios independientes. «Desde el salón, se puede subir a un pequeño estudio, y desde las escaleras metálicas de la habitación de los niños llegas a una zona de juegos», cuenta. De hecho, la ventana que se aprecia en la parte superior de la sala de estar da a este espacio que se ha convertido en el sitio favorito de los más pequeños.

El proyecto enfatiza la amplitud de los interiores gracias al estilo minimalista, los tonos claros y las líneas sencillas. Una estética pulcra que pone en valor la construcción original. «Nuestra idea era pintar la estructura también de blanco, porque pensábamos que iba a ser más pequeña e iba a tener menos carácter. Cuando vimos las impresionantes vigas de madera decidimos dejarlas a la vista», añade.

Se plantearon «crecer» en vertical y también en horizontal para potenciar la amplitud visual. «Se abrieron los espacios a través de la unión de las diversas estancias originales de la casa», indica. Un cometido que se consiguió, en parte, consiguiendo que todas las estancias mirasen hacia el patio interior central. «Este nuevo sistema iba a permitir una gran flexibilidad de uso a esta familia», asegura.

En el piso principal se ubican la cocina, el salón, la habitación de los niños y el estudio, colindantes al patio; y la habitación principal y el baño están más próximos al salón.

Con vistas al patio interior, se sitúa el salón, integrado por un sofá de estilo nórdico de los años 60 y la mesita pequeña 'let's call this .... table' de la tienda de mobiliario Tokyo Story. La mesa central 'Like a rolling stone' combina el rosa y el negro.

Una amplia isla, que cuenta con fregadero y zona de fuegos, es el centro de la cocina, que está próxima a la puerta de entrada. Los muebles, lacados y que van de un lado a otro de una de las paredes, han sido diseñados por el estudio de arquitectura Belabelstudio para este proyecto.

Entre la cocina y el salón se encuentra el comedor, presidido por la mesa 'Kram', elaborada por Tokyo Story. Completan el espacio unas sillas amarillas de madera que se usaron en un hotel balneario de Gipuzkoa allá por los años 40 y dos piezas del modelo 'Thonet' de finales del siglo XIX en rosa.

No te pierdas la galería de imagen que acompaña a este reportaje para ver el antes y el después de esta vivienda minimalista del Casco Viejo.

• Temas
• Casco Viejo
• Bilbao