Borrar
El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 5 de diciembre
Diseñadores de Bilbao

Gabriel, el profesor bilbaíno que viste a la muñeca viajera más estilosa de Instagram

Se llama Sindy y quizás tenga el fondo de armario más envidiado de las redes sociales gracias a la destreza de Gabriel Azkoitia, un experto en moda y escenografía que ahora imparte clases en Bilbao

Martes, 2 de marzo 2021

Comenta

En el siglo XVII, cuando no se habían inventado las revistas de moda e internet era algo inimaginable, existían unas muñecas llamadas Pandora que recorrían Europa vestidas con sus mejores galas para dar a conocer las tendencias palaciegas de la época. No se escatimaba en detalles ricos y delicados, y alcanzaron tal éxito que ninguna noble dama quería prescindir de tener en posesión uno de estos pequeños maniquíes. Dando un salto generacional y situando nuestro foco de atención en Bilbao, encontramos a otra muñeca igual de viajera, cuya misión también es recorrer el mundo mostrando las últimas tendencias a escala miniatura. Se llama Sindy y nació en Inglaterra en 1963, aunque fue «rescatada» por el bilbaíno Gabriel Azkoitia en un mercadillo de Barcelona allá por los años 80'. Desde entonces, se hicieron inseparables. «Era la típica muñeca que quería cuando era pequeño y nunca me compraron. Se me quedó esa espinita clavada, pero años después la encontré. Saqué a ese niño que llevaba dentro, empecé a vestirla y a llevármela de viaje», confiesa.

Se convirtió en su entretenimiento más personal, aunque, a petición popular, comenzó a compartir sus aventuras en su propio perfil de Instagram. «¡Tiene más seguidores que yo!», asegura. En sus fotografías se aprecia una puesta en escena tan cuidada y un fondo de armario tan selecto que nada tiene que envidiar al perfil de cualquier reconocida 'influencer' de carne y hueso. «Me hacía mucha gracia recrear con Sindy el estereotipo de personas que se hacen 'selfies' en sitios bonitos cuando viajan», nos cuenta. Su última parada antes de la pandemia fue Marrakech, pero esta muñeca de aspecto aniñado y rasgos dulces también ha posado en lugares tan emblemáticos como el Templo del Loto de Nueva Delhi, el Partenón de Atenas o la berlinesa Puerta de Brandeburgo. «Me la llevo a todos los sitios. Me cuesta más hacer su maleta que la mía», bromea Azkoitia.

Este bilbaíno ya había vestido a mujeres de todo tipo, desde modelos para campañas hasta clientas particulares, por lo que retomar el arte de coser para esta nueva compañera que no levanta más de un palmo del suelo no le resultó complicado. Tampoco lo fue recrear escenarios reales en miniatura con una minuciosidad digna de admiración. «Disfruto muchísimo, la afición no tiene precio». Y es que todo lo que Azkoitia ha logrado a lo largo de su trayectoria profesional se ve fielmente reflejado en este curioso pasatiempo.

Desde muy joven, Bilbao se le quedó pequeño y expandió sus horizontes entre Madrid y Barcelona, aunque fue la Ciudad Condal quien le atrapó con sus encantos cosmopolitas durante más de 20 años. De naturaleza inquieta y curiosa, fue seducido por distintas disciplinas creativas a lo largo de estas dos décadas. Comenzó en su tierra natal haciendo sus primeros pinitos como diseñador, y entretanto tocó palos como la danza o la decoración. Ya en Barcelona estudió escenografía y se especializó en vestuario para cine, televisión, espectáculos y ópera, lo que le permitió tener su primer contrato con la famosísima casa Peris Costumes. Gracias a una de esas carambolas que brinda el destino, tuvo la oportunidad de ejercer como estilista de moda y aprender de grandes tótems del diseño como Purificación García.

Un amigo le invitó a dar unas charlas en Felicidad Duce y eso le ayudó a despertar su gusanillo por la docencia. «Descubrí que me encantaba enseñar». La rueda siguió girando y continuó en esta dirección hasta que un repunte nostálgico le devolvió a su vida en Bilbao. Ahora se dedica a motivar, enseñar y moldear al futuro de la moda de nuestro país, impartiendo clase en la UPV, Javier Barroeta o INEDI. Intenta, desde su amplísima experiencia personal, despertar la mente y pulir el talento de cada uno de sus alumnos. Y de esto ya hace 10 años. Entre clase y clase, se dedica a renovar el fondo de armario de su numerosa colección de muñecas. «Fue empezar y no parar. Ahora tengo unas 20 y todas tienen su propia personalidad», apunta.

Unas elegantes, otras alternativas, otras más juveniles y algunas «un poco pijas», como opinan las amigas de Gabriel. Sus muñecas no tienen códigos concretos, ni registros puntuales, Sindy siempre ha ido por libre. «Su pelo es característico de los 70, pero a veces las moldeo un poco. Depende de la foto y la localización les doy un aire u otro», explica. Como buen defensor de la moda de calidad, Azkoitia intenta confeccionar él mismo cada detalle de sus estilismos antes de lanzarse comprar en ese universo paralelo de ropa de muñecas que ha descubierto en plataformas como Etsy. Los muebles, las vajillas o los libros de sus casitas en miniatura también están moldeados por las manos prodigiosas de este polifacético bilbaíno.

El poder curativo de las muñecas en la moda

La moda llevada a su mínima expresión es una forma de hacer arte que, por increíble que parezca, ha sido el salvavidas del sector en tiempos difíciles. El ejemplo más reciente es el desfile de muñecas que Jeremy Scott creó para Moschino en plena pandemia, cuando la industria se tuvo que reinventar para sacar adelante sus colecciones en medio del caos. Sus propuestas para esta primavera resultaron ser réplicas exactas de la colección real a escala minúscula, defendidas por marionetas que desfilaban y aplaudían ante la atenta mirada de Hamish Bowles o la mismísima Anna Wintour, que también se convirtieron en títeres por un día. A finales de la II Guerra Mundial y cuando las grandes casas de moda sobrevivían casi con respiración asistida, se idearon los llamados 'Teatros de la Moda', con el único fin de no dejar morir la Alta Costura parisina en manos de la dictadura alemana. Para ello, los mejores 'couturiers' y artistas de la época recrearon muñecas, vestidos y escenarios a escala para hacer prevalecer la magia y los sueños en un mundo que se había fundido a negro.

Para Gabriel Azkoitia, dar vida a sus muñecas también es algo sanador, sobre todo «en esos momentos en los que uno no sabe a qué agarrarse». «Tener un hobby es terapéutico», repite como un mantra. En tiempos de restricciones no ha podido viajar con sus muñecas fuera de Bizkaia, pero sí que ha tenido la oportunidad de convertir Bilbao en el mejor telón de fondo de sus escenografías. Un ejemplo más de la resiliencia de la moda y su capacidad innata para crecerse ante la adversidad. Mientras no se levante el veto, seguirá mostrando junto a Sindy todos los rincones de su ciudad para sacar una sonrisa a los miles de adeptos que siguen sus pasos desde distintos puntos del mundo. Porque no solo es una terapia para él, sino para todos los que saben apreciar su trabajo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Gabriel, el profesor bilbaíno que viste a la muñeca viajera más estilosa de Instagram