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Deportista y de Sodupe: así es Adrián, el joven más guapo de Euskadi
Este vizcaíno, apasionado de la vida sana y de su perro Enzo, tiene la clave para convertirse en Mister España: «Seré yo mismo. Lo artificial no gusta»
«El secreto de salir hacia delante es comenzar». Una frase de superación que Adrián Rey tiene escrita en su estado de Whatsapp porque refleja a la perfección su momento actual. Tras pasar una mala racha por una ruptura amorosa y el fallecimiento de su abuela, este joven de Sodupe de 23 años recibió una llamada para comunicarle que había sido elegido junto a otros dos candidatos a proclamarse Mister Euskadi. «Me inscribí por Internet, para probar suerte, no se lo conté a nadie, no pensaba que me cogerían. Pero siempre he creído en el destino, en que todo pasa por algo y en que después de una mala época viene otra mejor», asegura.
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Adrián se impuso al resto de los candidatos vascos en una ceremonia celebrada el pasado fin de semana en el madrileño Hotel América y que fue presentada por la modelo Juncal Rivero, organizadora del certamen. «Ya que he llegado hasta aquí, pienso ir a por todas. Siempre siendo yo mismo». Y con la intención de convertirse en el más guapo del país en una gala que aún no tiene fecha -según explica la ex Miss España- y que, además de buscar la belleza, persigue «el talento y la personalidad». «Yo creo que al jurado les gustó muchísimo mi actitud, carácter y madurez», apunta.
Se considera un adelantado a su edad que siempre ha llevado «una vida seria y disciplinada». Con 21 años se independizó y empezó a trabajar como camarero de sala en el restaurante La Despensa del Etxanobe junto al chef Fernando Canales. Pero lo dejó para presentarse al certamen de belleza y reorientar su carrera profesional hacia el mundo de la moda y la publicidad. «El año que viene me gustaría irme a Madrid para estudiar interpretación, porque también me encantaría ser actor», cuenta.
Este vizcaíno de supuestas medidas perfectas -mide 1,83 y pesa 75 kilos- nunca ha hecho dietas estrictas ni está obsesionado con la alimentación. Se cuida «muchísimo» y come sano porque es su estilo de vida. «Me gusta todo, como muchas legumbres, verduras, proteínas... pero uno o dos días a la semana me doy algún homenaje como hamburguesas o pizzas». Además de interesarle la nutrición, es un apasionado del deporte. Intenta ir al gimnasio hora y media todos los días, menos los domingos, que descansa; y disfruta saliendo a correr por ambas márgenes de la ría. «Toda la vida he jugado a fútbol, pero a los 20 años tuve una lesión de rodilla y empecé a sentir muchas molestias en los partidos... además, me costaba compaginarlo con el trabajo, así que lo dejé».
Eso sí, a quien nunca dejaría por nada del mundo es a su perro Enzo, al que adoptó hace año y medio. «Es un 'mil mezclas', tiene algo de tequel, de vodeguero... es el que me ha ayudado a tirar hacia delante en mis momentos malos, mi vía de escape. Yo no sé lo que se siente por un hijo, pero yo le quiero igual», bromea. De momento, es el único que ocupa su corazón. «Estoy abierto al amor, pero creo que para estar bien con alguien primero hay que estarlo con uno mismo. Cuando recupere al verdadero Adrián, estaré dispuesto a enamorarme de nuevo», reflexiona con la madurez y sensatez que le caracterizan.
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«Dedicaría el premio a mi abuela y a mis padres»
Por ahora, prefiere centrarse en el certamen en el que podrá alzarse con el título al más guapo de España. «Mi intención es seguir entrenándome, procurar estar tranquilo y mejorar mi nivel de inglés», adelanta. Sabe que ganar el concurso puede ser un trampolín para dedicarse de lleno al mundo de la moda. «Es una industria difícil y competitiva, a la que cada vez se suman más personas porque la ven como una salida fácil, pero requiere mucha dedicación y a la hora de tener éxito hay que estar muy preparado psicológicamente».
Si consigue la banda de Mister España se la dedicará a su abuela Isabel, una mujer «de mentalidad muy fuerte» que falleció en 2019 después de luchar durante 20 años contra un cáncer. «Nos ha cuidado desde pequeños y se lo merece». Pero también sería un homenaje a sus padres, «los únicos que siempre están en lo bueno y en lo malo»: «Me han apoyado siempre, sin frenarme, diciéndome que luchase por lo que yo quería». Sin olvidarse de su hermana, Izaro, de 18 años, que está «muy orgullosa» de él.
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-¿Qué aportarás para convertirte en ganador?
- Seré yo mismo. Cuando te muestras tal y como eres es cuando realmente llegas a la gente. Lo artificial no gusta.
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