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SINUN JEWELS

Consejos para proteger las joyas de los hidrogeles

¿Cómo podemos conservar nuestras piezas entre tanto lavado de manos y geles hidroalcohólicos? Claudio Munoa nos desvela algunos 'tips'

Lunes, 1 de marzo 2021, 00:15

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La adquisición de una joya es un momento emotivo. Para muchos tiene un significado mágico, singular e inolvidable, contextualizado en una fecha y en un lugar concreto de nuestra existencia. Para otros se sitúa como la compra más especial por el valor económico que la rodea. Así pues, en un mercado tan globalizado y sobreinformado como el actual, trabajar un proceso cercano y directo con el cliente se ha convertido en la mejor campaña de marketing y comunicación de toda empresa joyera. En los últimos años, el proceso previo y posterior ha adquirido una mayor relevancia que el instante en el que incorporamos la deseada pieza a nuestro joyero.

En los últimos días y tras casi un año de pandemia, desde la Joyería Munoa de San Sabastián han comenzado a abordar una de las cuestiones que más preocupa a sus seguidores: el daño causado por los geles hidroalcohólicos en las joyas. «Las consecuencias del uso dependen de los materiales de la pieza. Por ejemplo, con el oro amarillo de 18k y el platino no hay problema. Sin embargo, sí puede dañar el baño de rodio de las joyas de oro blanco, viéndonos obligados a restituirlas. También se ennegrecen los puntos de soldadura, que se eliminan puliendo la pieza», aclara Munoa. Así mismo, en cuanto a las gemas, los diamantes, los rubíes y los zafiros, Claudio subraya que «no resultan dañados. Pero el gel sí es peligroso para las esmeraldas, turquesas, perlas, corales y ópalos».

Los desinfectantes son agresivos y generan deshidratación en las joyas, un efecto muy similar al causado en nuestra piel. Sobre los consejos más prácticos para preservar el patrimonio joyero de cada uno, este artesano desvela que «habitualmente solo sufren las sortijas. Si están abocadas a un contacto frecuente con los geles, habrá que lavarlas, al menos, una vez a la semana. Esta operación es muy sencilla: se efectúa una limpieza con cepillo de dientes, agua tibia y un poco de jabón neutro; se aclara en profundidad y se seca con el secador en frío». Además, Claudio incide en que «si los geles han hecho de las suyas, la persona afectada deberá acudir a su joyero habitual. El oro blanco habrá que pulirlo y rodinarlo de nuevo; y los corales se podrán pulir sin problema. Si las perlas, ópalos, turquesas o esmeraldas se han visto dañadas, la solución será mucho más compleja».

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