Sombreros, ropa práctica y disfraces geniales: así es el universo creativo de esta publicista bilbaína
Vizcaínos con estilo ·
Analizamos el estilo de Elena Guerra, una mujer capaz de hacer magia con pocas prendas pero bien seleccionadasDice Andrea Amoretti que vestirse es decirle al mundo quién eres. A Elena Guerra le gusta pensar que su estilo es un reflejo de su personalidad. Esta publicista bilbaína se define como inquieta, curiosa y amante de la belleza y del arte en todas sus manifestaciones. Es responsable y disciplinada, pero también algo gamberra y siempre dispuesta a encontrar un motivo para celebrar. Lleva la comunicación inscrita en su ADN y ha sabido construir una identidad muy personal a través del lenguaje no verbal de la moda. Se identifica con la forma de vestir de las parisinas, con ese 'je ne sais quoi' despreocupado pero acertado del que hacen gala desde la capital del Sena. «Me encanta su estilo. Hace poco he aprendido que se llama 'nonchalant'», reconoce. Las camisas blancas, las camisetas de rayas y las gabardinas construyen su armario de básicos, siempre aderezado con una eterna sonrisa y alguno de sus sombreros favoritos, el accesorio que más le representa. «En Instagram he creado el hashtag #labrigadadelsombrero para etiquetar todas las fotos en las que llevo uno», nos cuenta, haciendo gala de su sentido del humor. Precisamente, ha sido en las redes sociales donde ha encontrado un buen aliado que le ha permitido crecer personal y profesionalmente en los últimos años.
Publicidad
En 2013, creó un blog llamado 'Mi casa en cualquier parte', donde reivindica la importancia de las pequeñas cosas y da rienda suelta a su 'creatividad más doméstica'. «Me gusta transmitir que todos somos creativos y que la creatividad no solo reside en las grandes agencias que disponen de abultados presupuestos para hacer megaproducciones. La creatividad también está en la cocina, en la habitación de tus hijos y en el parque de al lado de casa». Para elegir el nombre se inspiró en la canción 'Mi hogar en cualquier sitio' de Antonio Vega, uno de sus cantautores favoritos. «Cuando abrí el blog había vivido ya tres cambios de casa con mi marido -y después con mis hijos- en 3 barrios muy distintos entre sí. Eso me hizo darme cuenta de que mi casa podría estar en cualquier parte, porque lo que le hacía ser casa eran las personas que habitaban en ella». Gracias a esta ventana al mundo 2.0, hoy ha conseguido crear una comunidad de más de 44.000 seguidores que aplauden cada una de sus ocurrencias. «Las redes sociales me han permitido conocer proyectos y personas muy interesantes e inspiradoras a los que no hubiera tenido acceso de otra manera».
Aparte de atender su faceta en la esfera Blogger, hace encaje de bolillos para conciliar su vida familiar y profesional. Tiene dos hijos, actualmente colabora como consultora de comunicación en la agencia Doña Casilda y, además, hace sesiones de 'mentoring' y consultoría creativa con pequeñas marcas. «Me gusta decir que las madres tenemos que gritar hacia arriba, para que nuestros líderes incluyan la conciliación en sus programas políticos y tomen medidas efectivas, pero también hacia los lados, para que nuestro entorno directo entienda que también es su problema», reivindica. En sus 25 años de profesión, se ha dedicado al desarrollo de proyectos digitales para empresas de sectores tan diversos como la educación, la biotecnología, la alimentación o la moda, terreno, este último, que nos atañe especialmente.
Reconoce haber vivido una época de profundos cambios y crecimiento a todos los niveles. «He creado una familia, he reorientado mi carrera, he vivido un «boom» en Instagram, he sufrido vaivenes… Creo que dentro de un tiempo, cuando eche la vista atrás, me daré cuenta de que han sido unos años determinantes en mi evolución personal y laboral». A nivel estilístico, también han sido años de filtrado y madurez. «Ya sé qué prendas me sientan bien, con cuáles estoy más cómoda y cuáles encajan perfectamente en mi estilo». Un estilo que define como sobrio, práctico y ecléctico. Dice estar al tanto de las tendencias, aunque no las lleva a rajatabla, y reconoce que no se puede permitir el lujo de perder demasiado tiempo delante del espejo. «Tengo unos cuantos uniformes que sé que funcionan y los voy alternando».
De día suele ir cómoda pero correcta. En eventos especiales, sobria y con algún elemento divertido o extravagante. «Soy de atreverme», asegura. Ahora, por ejemplo, utiliza pendientes más grandes para compensar el volumen de su peinado a lo 'garçon'. Y es que, hace casi dos años, se cortó la melena por una buena causa: la donó a una asociación que hace pelucas para mujeres en tratamiento oncológico y no tienen recursos para pagarlas, ya que las de pelo natural son muy caras. Entre sus referentes de estilo se encuentran mujeres con un marcado sello personal al margen de las tendencias y cierto punto 'tomboy': Lauren Hutton, Diane Keaton, Charlotte Gainsbourg, Ines de la Fressange, Caroline de Maigret, Tilda Swinton o Cate Blanchett. Y como no, también le inspiran las mujeres que saben llevar sombreros, como la estilista Marina Muñoz.
Publicidad
-
Comprar menos, pero mejor: la regla de los 30
Fomentar el consumismo en una época en la que, precisamente, el planeta necesita lo contrario, es un problema que pone a las redes sociales en el punto de mira. Elena es capaz de detectar el doble filo de estas plataformas. «Por un lado, Instagram sacude conciencias y da a conocer proyectos que apuestan firmemente por la sostenibilidad. Por el otro, me preocupa la cantidad de perfiles que existen que hacen gala de estrenar ropa a diario y de fomentar un consumo aspiracional desmedido». Para evitar las compras compulsivas, la bilbaína aplica una máxima que acuñó Livia Firth, la ex mujer de Colin Firth, en el documental 'The true cost': no comprar nada a menos que te comprometas a usarlo, por lo menos, 30 veces.
Por deformación profesional, esta publicista reconoce que le resulta mucho más creativo (y responsable) ser capaz de vestir algo distinto cada día combinando las prendas de un armario reducido, pero bien planificado. ¿El mejor ejemplo? Un abrigo que compró su padre en Londres hace cerca de 40 años al que guarda mucho cariño. «Lo llevé a arreglar para adaptarlo a mis medidas. Llevo usándolo cerca de 10 años y sigue como nuevo. Es el indicador de que quizá tenemos que comprar menos, pero mejor». Touché. De hecho, cuando nació su hija llegó a estar tres años sin comprar ropa porque todo lo que adquiría era para ella. Por eso, valora tanto la atemporalidad y calidad de las prendas, y más si se producen de manera ética, sostenible y cerca de casa. Mercules, Pedrusco, Lovat&Green o Perpetum Mobile, son algunas de sus firmas vizcaínas de referencia.
Publicidad
-
Cuando se unen moda, creatividad y diversión
Si hay algo que despierta el entusiasmo de los seguidores de esta polifacética vizcaína es, sin duda, su fascinación por los disfraces. Ella misma los confecciona con buena mano y grandes dosis de imaginación. «De niña tenía los típicos trajes de china, india o princesa, pero los que más me gustaban eran los que yo hacía a partir de cosas que encontraba por casa». Ahora, le sigue pasando lo mismo y no duda en dar una segunda vida a prendas y objetos que habían quedado relegados al olvido para encarnarse en Willy Wonka, el sombrerero loco o la mismísima Mary Poppins, su debilidad. «Crear el personaje y meterme en él es lo que más me divierte. Si me disfrazo de Harpo Marx soy capaz de no hablar en todo el día o de no sonreír si soy la Reina Amidala», comenta.
Hasta tal punto llega su ingenio que en este último Carnaval ha hecho de una simple caja que guardaba de una mudanza, un divertido disfraz del detergente que lleva su nombre. Una genialidad que, asegura, «ha sorprendido mucho». Y es que, como algún día dijo a través de sus queridas redes sociales, mientras no le de miedo soñar en grande y emocionarse con lo pequeño, siempre será capaz de seguir reinventándose las veces que hagan falta.
Publicidad
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión