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La creadora de La Manducateca, María Mora, y el sumiller Sergio Mujico impulsan Calcáreo, el bar de vinos que abrirán en otoño en Bilbao.

La chica de La Manducateca abre un bar de vinos en Bilbao con la ayuda económica de su clientela

La creadora de la tienda gourmet de quesos, María Mora, y el sumiller Sergio Mujico impulsan Calcáreo, un nuevo local financiado con el apoyo emocional y económico de sus clientes. «Hemos lanzado un 'crowdfunding' sentimental», aseguran

Silvia Andrés

Jueves, 28 de agosto 2025, 00:15

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Abrir un local nuevo en los tiempos que corren no es fácil, y menos aún sin el respaldo de un gran grupo inversor. María Mora lo sabe bien. Desde hace diez años dirige La Manducateca, una tienda en el número 7 de General Concha especializada en quesos, cervezas, pan artesanal y vinos. Desde su apertura se ha desmarcado como un espacio gourmet distinto: sin artificios ni postureos, centrado en la calidad real del producto. Ahora, María se lanza a un nuevo reto. En otoño abrirá Calcáreo, un bar de vinos en el número 14 de Luis Briñas, concebido como una prolongación natural de la filosofía y la esencia de La Manducateca.

En este nuevo viaje, María, conocida como 'La chica de La Mandu', no estará sola. Se ha asociado con Sergio Mujico, que será la cara visible del proyecto. Sumiller, profesor de la Universidad de La Rioja y apasionado de Borgoña y Champagne, pondrá su conocimiento y energía al servicio del día a día. Su experiencia en restaurantes como Mina o en la distribución de grandes vinos franceses refuerza el objetivo de democratizar el vino: hacerlo accesible y disfrutable para todos. Además, María ha decidido confiar en la familia que ha construido durante una década detrás del mostrador de La Manduteca. «Tenemos más de 4.000 seguidores en nuestra newsletter y siempre nos funciona muy bien, así que pensé que sería buena idea pedirles su apoyo. Calcáreo no es un gran proyecto en el sentido de que solo estamos nosotros: dos personas que aman el vino, el queso y esa frase tan mágica que es 'ponme lo que tú quieras'», explica.

María Mora y Sergio Mujico charlan sobre su proyecto.

Un crowdfunding sentimental

A principios de agosto, María envió un correo a sus seguidores para presentarles el nuevo proyecto y proponerles distintas formas de sumarse. Así nacieron los Bonos Calcáreo, una campaña de vales que ella misma describe como «un 'crowdfunding' sentimental más que económico». Cada bono es algo más que una consumición: es una promesa de futuro. Puede ser una copa de champagne, una tabla de quesos para dos, unas ostras con burbujas o incluso una cena privada con maridaje. «Quien compra un bono no solo reserva una experiencia, también pasa a formar parte de un club exclusivo -el Club Calcáreo-, donde se comparten catas, pistas, francachelas y planes secretos que no aparecerán en redes sociales», detalla.

@soysaracastano

Las aportaciones para apoyar el proyecto van de los 15 a los 220 euros y pueden adquirirse a través de la web de La Manducateca. «Quien compra un Bono Calcáreo no solo apoya un bar, sino también nuestra manera de entender la hostelería: sin etiquetas, sin artificios y con mucha pasión, en un lugar donde siempre pasan cosas», subraya María. El nuevo local, de unos 100 metros cuadrados, está aún en obras y se perfila, según sus palabras, como un espacio «luminoso, acogedor y, sobre todo, cercano». Situado en una zona en expansión, rodeada de familias jóvenes, oficinas y centros de estudio, Calcáreo apostará por vinos «sin rimbombancias», una cocina sencilla y sabrosa, y un rincón dedicado a los productos de La Manducateca.

@soysaracastano

La respuesta no se ha hecho esperar: los bonos se venden a buen ritmo, y no solo por la recompensa en forma de producto. «Ya nos conocen a nosotros y a nuestras locuras. Saben que Calcáreo será un sitio sin etiquetas -ni metafóricas ni de precio-, con propuestas interesantes y asequibles que merece la pena descubrir. Tendremos vinos que cuentan historias y platos que no se presentan, se disfrutan. Al final, de eso se trata. Y siempre con gente majísima sentada en la barra, en un lugar donde estarán pasando cosas continuamente, sobre todo en torno al vino, pero también a la cocina. Para disfrutar cualquier día, no hace falta que sea una ocasión especial», resume María.

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