Una casa en calma en la playa de Ereaga

Una casa en calma: el refugio idílico de una familia sobre la playa de Ereaga

Olatz Ayo, arquitecta e interiorista getxotarra de 35 años, ha vivido la arquitectura desde pequeña. «Mi padre es arquitecto y ha tenido su propia empresa. Siempre llegaba tarde a casa con planos bajo el brazo. Cuando nos íbamos de viaje nos explicaba la estética de los edificios», recuerda esta emprendedora. Se formó en Arquitectura en la UPV/EHU en San Sebastián, y su pasión por el diseño y la decoración le llevaron a descubrir el interiorismo. Mientras hacía el proyecto fin de carrera, realizó prácticas en el estudio Urbana 15 en Bilbao. La arquitecta trabajó en varias empresas hasta que aterrizó en Barcelona para hacer un Máster de Diseño de Interior en la Universidad Politécnica.

Después regresó a Bilbao, donde, tras desarrollar su talento en varios estudios de interiorismo, labró su futuro profesional con la apertura de su negocio, OAT Arquitectura, en el año 2020. «He crecido en un ambiente de emprendimiento y me lo han inculcado, así que decidí crear algo propio». En el estudio, le acompaña su hermano Pello, formado en Derecho. Ambos trabajan mano a mano para hacer realidad el sueño de los clientes; Olatz se encarga de la parte del diseño y su hermano de gestionar y coordinar las obras. Se complementan de maravilla. «Trabajar con la familia tiene cosas muy buenas, como la confianza, el cariño y el respeto. Conoces bien a la otra persona y te da mucha flexibilidad», comenta Olatz, que considera que OAT Arquitectura se caracteriza por «su gran versatilidad». «Nos adaptamos al gusto del cliente, pero sentimos predilección por los elementos naturales y nobles, por una combinación muy cuidada de iluminación natural y artificial…», explica.

La getxotarra también siente el arropo de su familia en el ámbito profesional. De hecho, trabaja con su padre en algunos proyectos. «Voy de su mano. Sobre todo, en las obras nuevas. Ahora estamos trabajando juntos en un proyecto en Olabeaga. Él tiene más experiencia en el plano arquitectónico; y yo en el interior, así que nos complementamos; es una oportunidad para aprender y crecer», dice. Siempre ha estado conectada al mar. Le relaja e inspira. Su madre es de Menorca, y el apego que siente Olatz por esta isla balear también le ha llevado a realizar proyectos allí. Recuerda con nostalgia los veranos en familia, cuando su padre les enseñaba materiales como el marés, típico en las construcciones de las Islas Baleares.

Esta vivienda, situada en Getxo, dispone de 155 metros cuadrados, pero su mayor atractivo es su espectacular vista panorámica a la playa de Ereaga y al emblemático Puerto Viejo. «La ubicación es privilegiada. Las vistas hacia la bahía nos obligaban a orientar las zonas de más uso hacia al mar. Nos pareció una gran oportunidad para ampliar al máximo la perspectiva desde el salón y la habitación principal para conectar la casa con la naturaleza, consiguiendo un equilibrio perfecto», explica.

Su idea ha sido crear un hogar de estilo atemporal con gran luminosidad para una pareja joven con sus dos hijos. Se trata de una reforma integral realizada con diseños propios y una decoración a medida cuyo eje es la funcionalidad. La casa consta de tres habitaciones y dos baños en la zona de noche; y un recibidor, una cocina, un salón, un cuarto de juegos y un aseo en la zona de día. «Hemos conectado visualmente la zona de la cocina, el recibidor y el salón a través de un cierre de madera de roble macizo diseñado por el estudio para aportar sensación de amplitud». Olatz y Pello también han estudiado la luz artificial en profundidad, una característica clave en cada una de sus reformas. Por ello, han utilizado focos y luz indirecta en determinadas zonas de la vivienda.

Estos emprendedores han apostado por un estilo depurado manteniendo el toque actual de la arquitectura. «Tiene características clásicas, como las molduras en las carpinterías y las cornisas, pero lo hemos combinado con mobiliario y detalles de diseño contemporáneo». Predominan los tonos cálidos, que aportan luminosidad y convierten la vivienda en un lugar acogedor donde se respira calma en cada esquina. Olatz ha cuidado hasta el último detalle. Algunos espacios, como el baño o las habitaciones de los hijos, están empapelados con diseños cuidados y finos. «Queríamos darle un toque más personal para ganar viveza. El papel lo utilizamos para subir los tonos y darle otra gracia». La arquitecta ha mantenido una estética visual armoniosa, pero también ha introducido elementos decorativos más rompedores, convirtiendo este piso en un espacio moderno y adaptado a las necesidades de los propietarios. La combinación de colores neutros, además de la presencia de madera, crea una sensación de comodidad y calidez. Entre las firmas de mobiliario, destaca el diseño artesanal de los apliques, de Pantallas Mendiguren; el cuadro en tonos pastel de los artistas Paul Antón y Bea Aiguabella o el banco a medida con tela de James Malone.

Olatz mira al futuro con determinación y con el mismo empeño que el primer día por seguir dando vida a su proyecto. Se mantiene fiel a su filosofía: trabajar con «respeto, dedicación y compromiso». «Los inicios siempre dan vértigo y hay miedos, pero soy optimista. Con ganas, constancia, paciencia y esfuerzo, las cosas siempre salen. Es fundamental el apoyo de un buen equipo y yo no sería nadie sin todas las personas que me acompañan en el proceso», concluye.

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